Punto final a controversia Taxis – Uber

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Escrito por:

Luis Tabares Agudelo

Luis Tabares Agudelo

Columna: Opinión

e-mail: tabaresluis@coruniamericana.edu.co


El desarrollo de principios, valores y derechos humanos en el mundo es una travesía histórica y cultural que refleja la evolución de las sociedades y sus sistemas de gobierno. Esta se ha visto influenciada por diversos factores que incluyen la filosofía, la religión, el derecho, las luchas políticas, los conflictos y las transformaciones sociales.

Desde mi perspectiva, los derechos humanos, como los conocemos hoy, son el resultado de un largo proceso histórico. Este comenzó con las primeras civilizaciones, que establecieron conceptos básicos de justicia y equidad, y se extendió hasta la época moderna, caracterizada por movimientos sociales y revoluciones que demandaban libertades y derechos más amplios para los ciudadanos.

Además, considero que globalmente, como proceso, se inició con las primeras nociones de derechos y justicia en las antiguas civilizaciones, que establecieron los cimientos de lo que eventualmente se convertiría en un entendimiento más sofisticado y estructurado de los derechos humanos. Este desarrollo continuó a través de las eras, con hitos significativos como la Carta Magna en Inglaterra, la Declaración de Independencia de los Estados Unidos y la Revolución Francesa, que introdujeron ideas de derechos naturales y la soberanía del pueblo. Sin embargo, fue tras las atrocidades de la Segunda Guerra Mundial cuando la humanidad, impulsada por una necesidad urgente de establecer normas comunes, adoptó la Declaración Universal de Derechos Humanos en 1948.

En Colombia, la Constitución de 1991 representa un cambio paradigmático en la historia del país pues no solo reformó la estructura política y administrativa sino que también redefinió la relación entre el Estado y sus ciudadanos, colocando un énfasis especial en la protección y promoción de los derechos humanos. Igualmente, es indiscutible que la Corte Constitucional y la Corte Suprema de Justicia han desempeñado un papel fundamental en este proceso. La primera, al interpretar y aplicar la Constitución, ha sido un baluarte en la defensa de los derechos fundamentales, mientras que la segunda ha jugado un papel crucial en la administración de justicia, especialmente en el ámbito civil y penal.

En el contexto actual, el surgimiento de nuevos derechos humanos, como el derecho a "gozar de los adelantos tecnológicos y el progreso de las ciencias", es un reflejo de cómo las sociedades deben adaptarse a los cambios rápidos y profundos impulsados por la innovación tecnológica. Desde mi punto de vista, este nuevo derecho plantea desafíos significativos para el sistema legal, ya que obliga a los jueces y legisladores a reinterpretar y adaptar los marcos legales existentes a realidades que no estaban previstas cuando se redactaron las leyes.

En ese sentido, la Corte suprema de Justicia, ha fallado el caso de los Taxis contra Uber, ilustrando y equilibrando los intereses en conflicto en la era digital. Este no es solo una cuestión de regulación de una nueva tecnología o modelo de negocio, sino que también pondera profundas respuestas como el derecho al trabajo, la competencia y el acceso a los avances tecnológicos.

En síntesis, el desarrollo de los principios, valores y derechos humanos, tanto a nivel global como en Colombia, es un reflejo de la dinámica social y política de cada época. La Constitución de 1991 y las decisiones de las cortes colombianas en casos como el de los taxis tradicionales contra Uber demuestran cómo el derecho debe evolucionar constantemente para responder a las nuevas realidades sociales y tecnológicas.

Para concluir, la llegada de plataformas de transporte como Uber, inDrive, Cabify o Didi a Colombia ha marcado un punto de inflexión en la movilidad urbana. Por eso invito a los trabajadores de taxis a mejorar su calidad, eficiencia y a ofrecer una mayor variedad de opciones, tarifas competitivas y un servicio más adaptado a las necesidades actuales. Así, la coexistencia de estos nuevos servicios junto a los tradicionales representa un avance significativo en el transporte. Por lo anterior, bienvenida la sana competencia que redunda en la calidad y el bolsillo de los consumidores. 



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