El corazón de la tradición y la esperanza

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Escrito por:

Luis Tabares Agudelo

Luis Tabares Agudelo

Columna: Opinión

e-mail: tabaresluis@coruniamericana.edu.co


La navidad es un período excepcional, donde las emociones y las tradiciones se entrelazan con alegría. Pero también invita a una reflexión profunda sobre lo que significa ser parte de una comunidad y de una tradición que trasciende el tiempo.

El árbol, representa la vida y la esperanza que con su decoración brillante simboliza la alegría y el espíritu festivo. Adornado con luces y bolas de colores, se convierte en un punto de reunión y celebración, acentuando la importancia de la unión y el calor familiar. Paralelamente, la noche de las velitas es un momento de iluminación y reflexión profunda. Las velas simbolizan esperanza y renovación. Encenderlas en esta noche se transforma en un acto de unión, iluminando nuestros corazones.

El susurro de los árboles en el viento navideño y el cielo estrellado, evocadores de recuerdos de infancia, simbolizan la continuidad vibrante de la vida y los misterios del universo. Estos elementos naturales, junto con la historia de la Estrella de Belén que guió a los Reyes Magos, añaden magia y misterio a la festividad.

Los aguinaldos, intercambiados con cariño, son más que regalos; son puentes de conexión humana, expresiones de aprecio y gratitud que refuerzan los lazos personales. Los villancicos, con sus melodías nostálgicas, animan el ambiente festivo y nos conectan con la alegría compartida y la celebración colectiva.

La Nochebuena y los buenos deseos que se intercambian durante esta velada son, sin duda, el corazón de la celebracion. Simboliza no solo la unión familiar, sino también un momento de reflexión y esperanza. En mi opinión, nos recuerda ser agradecidos por lo que tenemos y ser conscientes del inmenso valor de la familia y de los amigos.

El pesebre, que representa el nacimiento del Niño Dios, es una tradición que va más allá de una simple representación. Considero que es un símbolo poderoso del inicio humilde y esperanzador de una historia que ha influido profundamente en la civilización. Este nos invita a reflexionar sobre los orígenes, la humildad y la promesa de renovación.

Los "traídos" del Niño Dios son una manifestación de la magia y de la maravilla de la Navidad. Estos regalos, especialmente significativos para los niños, son un recordatorio de la inocencia y la alegría pura que todos llevamos dentro.

Las fiestas navideñas, con sus reuniones, asados, sancochos y celebraciones, son momentos para compartir y fortalecer vínculos. Intuyo que son oportunidades para pausar y reconectar con seres queridos, creando recuerdos que perdurarán en el tiempo.

La costumbre de estrenar el 24 y 31 de diciembre y adornar nuestras viviendas con luces es una expresión de renovación y esperanza. Vestir algo nuevo el 31 simboliza el inicio de un nuevo ciclo, una oportunidad para comenzar de nuevo, mientras que las luces representan la luz que brilla en la oscuridad, un recordatorio de que incluso en los momentos más oscuros, hay belleza y esperanza.

De hecho, con sus raíces en el nacimiento del Niño Dios, es una mezcla rica de historia, cultura y espiritualidad. Aunque originalmente es una festividad cristiana, ha evolucionado para incluir una variedad de prácticas y costumbres globales. En mi concepto, esta evolución demuestra la capacidad única de la navidad para adaptarse y resonar con personas de diferentes orígenes y creencias.

Sin embargo, es importante reconocer que algunas personas pueden sentir tristeza, soledad o duelo durante estas fechas. Respetar estos sentimientos es tan importante como celebrarla. En mi criterio, la verdadera esencia también reside en ser empáticos y considerados con aquellos que pueden estar tristes. Ofrecer un espacio para la tristeza o la indiferencia hacia la Navidad es fundamental para una comprensión más profunda y humana de estos festejos.

Para concluir, es una celebración de la diversidad humana y de la empatía. Aunque es una temporada de alegría también nos ofrece la oportunidad de reflexionar sobre cómo nos fue en el año. Todo porque no es solo un momento para celebrar, sino también para comprender y aceptar las diferentes formas en que las personas experimentan la navidad. 

Feliz navidad!