La evaluación educativa

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Escrito por:

Luis Tabares Agudelo

Luis Tabares Agudelo

Columna: Opinión

e-mail: tabaresluis@coruniamericana.edu.co


En este momento crucial en el que estamos cerrando el ciclo del año lectivo en Colombia, se presentan los exámenes finales, un punto de inflexión para determinar si los estudiantes han logrado con éxito completar el semestre o el año académico.

Mientras tanto, el siglo pasado los soviéticos tomaron la delantera en relación a la era espacial ya que lanzaron naves al espacio. En una de ellas viajó Layka, el primer ser vivo que se envió a morir. Luego, Gagarin se convertiría en el primer hombre en viajar y dar vueltas al planeta. Lo anterior, lógicamente produjo en Estados Unidos una reacción pues significaba que los soviéticos estaban mejor preparados científica y tecnológicamente para llegar al espacio y estaban a punto de dar el primer gran salto para la humanidad.

Por lo tanto, los estadounidenses buscaron al responsable de la situación desventajosa en la que se encontraban y culparon a la educación pública. Quiere decir que culparon su forma de evaluar a sus estudiantes y la culparon de que los soviéticos tomaran esta delantera.

Los norteamericanos hicieron el cambio en la forma de evaluarlos y desde este momento optaron por los métodos naturalistas de investigación que comenzaron a aplicarse en el campo educativo a partir de la evaluación de programas. Se evidenció que la evaluación cuantitativa que sólo mide resultados llega demasiado tarde para corregir errores y no tiene una visión completa ni profunda porque le falta el conocimiento de lo particular y de lo que sucede a lo largo del proceso. Se concluyó que una visión de proceso era la más adecuada para abordar el objeto de la evaluación. Se desarrollaron entonces métodos alternativos: los modelos evaluativos centrados en los actores y los estudios de caso. Con esto corrigieron el problema y a la postre los estadounidenses ganaron la era espacial y aún van adelante ya que pusieron el primer humano en la luna.

Definitivamente, la evaluación educativa es un elemento esencial en el proceso de enseñanza y aprendizaje. A lo largo de la historia, se han planteado diversas perspectivas y enfoques en este ámbito lo que ha generado debates en torno a cuál es la mejor manera de evaluar a los estudiantes. Uno de los debates más destacados en la actualidad es el que enfrenta a la investigación cuantitativa con la investigación cualitativa. Ambas ofrecen ventajas y desventajas, y comprender las diferencias es fundamental para seleccionar el método más adecuado en función de los objetivos educativos.
De hecho, la cuantitativa se basa en la recolección y el análisis de datos numéricos. Suele ser más objetiva y permite comparaciones estandarizadas entre estudiantes, así como la medición del progreso a lo largo del tiempo. Son útiles para medir habilidades y conocimientos específicos, y suelen ser más fáciles de administrar y calificar. Sin embargo, puede no capturar la complejidad y la diversidad de las habilidades de los estudiantes, y puede generar una visión reduccionista de la educación.

Por otro lado, la cualitativa se centra en el análisis de datos no numéricos, como las observaciones, las entrevistas o los registros escritos. Este permite capturar aspectos más ricos y profundos del aprendizaje, como las habilidades de pensamiento crítico, la creatividad y las actitudes personales. Realmente es especialmente útil en contextos donde se valora la diversidad y la individualidad de los estudiantes. No obstante, su subjetividad puede dificultar la comparación entre alumnos y la identificación de patrones de desempeño.

Para concluir, en Colombia, los exámenes del Estado como Icfes, Saber Pro, Pisa, los que están hoy presentando los estudiantes para ganar el año, el que presentarán los próximos estudiantes para optar por el título de abogados y los utilizados para pasar a las universidades públicas; está condicionado por grupos de interés que imponen su criterio para evaluar en todo el mundo occidental. Se trata de poderosas agencias internacionales como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), todas ellas ubicadas en el paradigma cuantitativo.


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