Vehículos alternativos

Buxtehude, en la Baja Sajonia alemana, además de mostrar al visitante sus museos y paisajes o el casco antiguo, ofrece la primera línea de tren movida exclusivamente por hidrógeno. Según las autoridades locales, esta tecnología permitirá prescindir de más de 4.000 toneladas de CO2 cada año. Desde 2018 opera una línea de 100 kilómetros de longitud que comunica 4 poblaciones en la llamada Ruta de Bremervörde. Catorce locomotoras terminarán reemplazando a las viejas máquinas movidas a diésel; se han invertido casi €100 millones en este proyecto. Tan importante es el impacto que las compañías de transporte aspiran a sustituir 126 trenes a diésel que operan en la región. Cada máquina ofrece una autonomía de 1.000 kilómetros y puede alcanzar los 140 kph; están libres de emisiones contaminantes, son silenciosas y solo emiten vapor de agua.

Después de la Primera Guerra Mundial, una aeronave muy apreciada fue el dirigible; estos enormes aparatos de lujoso interior tenían capacidad para transportar hasta 72 pasajeros y 31 tripulantes. Sin embargo, por su construcción y su interior eran propensos a presentar accidentes como el del Hindenburg; un incendio que dejó 36 víctimas fatales y acabó con el zepelín como medio de transporte. En España se han propuesto a rescatar al ingratamente recordado aparato. El Airlander 10 es la aeronave más grande del mundo; se trata de un moderno zepelín en busca de conquistar los cielos. Sobrepasada la etapa experimental, Air Nostrum negocia la compra de 10 dirigibles para ofrecer rutas cortas en 2026 con un 90% menos de emisiones. Su velocidad será de unos 130 kph; el liviano helio le permite volar con motores poco potentes y transportar 100 personas y 10 toneladas de carga.

Otro proyecto para distancias cortas es el avión eléctrico liviano; las legislaciones europeas pretender prescindir de los aviones convencionales para rutas menores a 2 horas. Como los vuelos pioneros de Santos Dumont o los hermanos Wright, una aeronave experimental realizó en el estado de Washington un vuelo breve: 8 minutos a un kilómetro de altura, ofreciendo esperanzas de “electrificar el cielo”. Buscan producir aviones para vuelos regionales en un radio de 400 kilómetros, más económicos, silenciosos y sostenibles desde el punto de vista ambiental para empresarios y consumidores; la reducción del ruido les permitiría trabajar en cualquier horario. Otras compañías apuestas por el transporte en distancias mayores a 1.300 kilómetros. Hace poco, una aeronave completó un trayecto de 2300 kilómetros entre Nueva York y Arkansas; a pesar de tener que hacer 8 paradas y realizar el vuelo en doce horas, se le ha visto como prometedor. Queda mucho camino por delante, claro está, pero un par de aerolíneas ya han encargado 125 unidades. Como en el caso de Tesla inicialmente, es una apuesta a futuro que puede ser promisoria; los retos serán enormes, entre ellos una red de múltiples estaciones de carga rápida, baterías livianas de alta capacidad y otros problemas técnicos.

El transporte de carga terrestre también juega sus bazas. Amazon pretende alcanzar la meta de cero emisiones para 2040, cambiando su actual flotilla por vehículos eléctricos; la meta es que cada camión recorra al menos un millón de kilómetros. En Alemania, Amazon tiene más de 1.200 furgonetas eléctricas que han entregado más de 40 millones de paquetes; la compañía procura incorporar 10.000 vehículos; para ello, debe disponer de una enorme red de cargadores rápidos.

Apostilla: ¿Los nuevos motores de combustión movidos por carburantes distintos ofrecerán carbono neutro? ¿Las energías alternativas actuales serán suficientes? ¿Estará la respuesta en China con su gran batería de gravedad? ¿Los nuevos vehículos estarán aptos para una geografía tan áspera como la nuestra?