Hiperturismo Vs turismo regenerativo

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Hernando Pacific Gnecco

Hernando Pacific Gnecco

Columna: Coloquios y Apostillas

e-mail: hernando_pacific@hotmail.com



El turismo es una actividad importante para las economías de las naciones. Incentiva directamente muchísimos renglones como el transporte, los combustibles, la hotelería o la restauración y, secundariamente, otros como la agricultura, la ganadería, la pesca y muchos más. Después de la pandemia por el Covid 19, hay una importante reactivación del turismo en todo el mundo.

Anteriormente, viajábamos para conocer la mayor cantidad de lugares en el menor tiempo, tomarnos las fotos y subirlas a las redes sociales, sin considerar las consecuencias de nuestros paseos; hasta 2020, el turismo representó enormes ingresos, convirtiéndose en un renglón importante de los lugares receptores de esa sobreabundancia de turistas. De hecho, el turismo crecía más rápido que el PIB mundial. La crisis sanitaria global frenó su expansión y mostró sus puntos débiles. Ciudades como Venecia recuperaron la vida marina, vapuleada hasta ese entonces; la contaminación ambiental decreció significativamente y mejoró ostensiblemente la calidad de vida en los principales destinos turísticos.

Esto reforzó la idea de reinventar el turismo a gran escala; surgen conceptos como el turismo verde, que implican sostenibilidad y proximidad. El turismo regenerativo promueve la idea de dejar los lugares mejor de lo que se encontraban. Ello implica respeto por ecosistemas, recursos naturales, tradiciones, cultura, las comunidades, la infraestructura y la estética. Para asegurar estos objetivos se requiere trabajo interdisciplinario que abarque a las comunidades, particularmente en aquellos lugares sensibles a la presencia de numerosas personas. Estarán involucradas, entonces, la sociedad civil, las autoridades y la empresa privada.

Hay muchos proyectos andando.

Las políticas turísticas deben propender por el equilibrio y la justicia en los ingresos; una verdadera ecuanimidad en tarifas y salarios para contrarrestar la desigualdad de ingresos laborales. El uso del suelo es crítico, particularmente cuando se trata de turismo verde. Por ello, las altas ocupaciones de ciertos lugares deberán reducirse y tener un estricto control; evitar altas concentraciones en sectores sensibles, como playas, islas o zonas montañosas. La menor cantidad de turistas no debería implicar problemas económicos a los operadores turísticos; para ello es necesario considerar temas como la disponibilidad de tiempo, costos, impuestos y asuntos medioambientales o sociales relacionados, además de apoyo gubernamental. Ya en varios lugares del mundo limitan el número de visitantes a determinados sitios y su tiempo de permanencia; Machu Picchu es claro ejemplo.

¿Se puede vivir de este tipo de turismo? Costa Rica, un país muchísimo más pequeño que el nuestro, se orientó desde hace años al ecoturismo: un 25% de sus 51.000 km2 corresponde a áreas protegidas; su PIB, apoyado en el turismo, creció un 7.6% en 2021. Allá es posible realizar actividades como senderismo, canotaje, avistamiento de aves, baños en aguas termales y muchas otras; no está permitida la construcción de edificios enormes con numerosas habitaciones al lado de áreas sensibles. Es que demasiada gente deteriora los lugares y ello redunda en pérdida posterior de turistas, con las previsibles consecuencias económicas y sociales. El control de basuras, especialmente plásticos de un solo uso, es fundamental. Algunos lugares han ya prohibido el turismo que, sumado a la gentrificación, afecta la economía de los habitantes: todo escasea y es más costoso; muchas personas se ven forzadas a emigrar. Ciudades como Venecia ahora cobran por la entrada y limitan el número de turistas, buscando compensar los daños que causa el turismo masivo e irresponsable. 

La actividad turística puede traer claros beneficios económicos y activar toda la cadena productiva; mal controlado es causa de innumerables problemas. El turismo regenerativo procura una forma responsable y sostenible de viajar, y un impacto positivo en las comunidades. Raya en lo imposible reversar los enormes edificios frente a las playas, pero sí es posible controlar el uso de estas, propendiendo por la regeneración y la revitalización del entorno. Las autoridades deben reevaluar las ofertas turísticas apoyando a las comunidades y a la economía local. Ello debería convertirse en el próximo objetivo si Colombia busca incrementar el número de turistas.