Inventemos la vacuna para combatir la violencia

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Jairo Franco Salas

Jairo Franco Salas

Columna: Opinión

e-mail: jairofrancos@hotmail.com



Esta vacuna a la que nos referimos, todos, indiscutiblemente todos la necesitamos; así de sencillo. Parece que hubiésemos nacidos con disposición a la violencia, existiendo factores perturbadores de la sana convivencia que no nos permiten mantener algo de paz.

La violencia es el cáncer que quiere destruir al país, sucumbe y cualquier impulso para acabarla es mínimo: la polarización de ideas con pronunciamientos de “diálogos de grueso calibre” no nos conduce sino a acentuarla y mantenerla. Por desgracia la generación de malos no se acaba así por así con charlitas a las cuales se le destina buena cantidad de recursos económicos y humanos y los resultados favorables por ningún lado aparecen.
¿Nacemos o nos volvemos violentos? El ADN que portamos la transporta; además, confluyen e influyen en demasía el abuso del derecho propio en detrimento de nuestros semejantes, la carencia de recursos de todo tipo, la irresponsabilidad de cumplir obligaciones y siempre evadirlas o cumplirlas a medias, la adicción a sustancias alucinógenas.

Consideramos a la violencia como la intención de generar daños con dolo; abusando del poder que poseemos en el momento, imponiendo nuestra voluntad sin tener en cuenta a nuestro interlocutor, siempre opacándolo o destruyéndolo. En los análisis de esta situación encontraremos la violencia social por la desigualdad que se presenta en el conglomerado, pocas oportunidades de preparación y superación, el difícil acceso a la educación superior no permitiendo así salir a muchos del atraso.

Entre los tipos de violencia que encontramos, resaltaremos la violencia intrafamiliar, la física, la psicológica, la sexual… estas en buena parte discriminan. Existe un tipo de violencia colectiva, donde un conglomerado es afectado por uno o varios violentos. Mientras se habla de paz y se crean esquemas muy novedosos para acabarla o disminuirla solo observamos que se incrementan cada día más.

Los controles para disminuirla quedan en entre dicho, no se tienen en cuenta a tiempo; ahora se recita un término que son las tales alertas tempranas; cuando los problemas generadores de violencia vienen desde mucho tiempo atrás, que es cierto que se agudizan con agitadores de la misma.

Nos tocará a todos aportar factores apaciguadores de la violencia; poner un grano de arena, trazarnos la meta de disminuir el espíritu violento que existe en nosotros. El Estado tiene buena cuota a cumplir, no con más normatividad, si con disminuir los índices de pobreza y proyectar un camino cada día más firme a una mejor convivencia entre familias, amigos y vecinos, la sociedad colombiana actual lo pide a gritos.
Con base en esta contextualización, traemos a colación el pensamiento del gran escritor Víctor Hugo, cuando afirmaba “Tras la civilización viene la barbarie”; esto implica el hecho que los ciudadanos, estamos obligados a potenciar y elevar el grado de civilización para ser cada día mejores y no lo contrario como actualmente sucede.

Es indiscutible que a través del proceso de educación, el ser humano mejora su calidad cultural sobre todo y se forma con una actitud moldeada y adecuada para desenvolverse en sana convivencia; es la educación la que puede desarraigar este fenómeno incubado en el contexto universal. Concluyendo aportemos todos para inventar dicha vacuna.