La reunión

Editorial
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Aprovechando la visita del presidente Gustavo Petro, a su homólogo venezolano, Nicolas, Maduro, ayer en Caracas, el líder opositor del país vecino, Juan Guaidó, pidió al presidente Petro, que exija la celebración de elecciones libres en Venezuela, pese a que el jefe de Estado colombiano ya reconoce los comicios de 2018 que le dieron la victoria a Nicolás Maduro.

Hay que reconocer la valentía y el arrojo que tiene Guaidó, al seguir en su lucha, casi solitaria, en insistir en que Venezuela, vuelva a la democracia, por su salud económica, social y estructural, que viven en una hiperinflación desde que el dictador Nicolás Maduro, está en la Presidencia de la República.

Guaidó sugirió a Petro, que se sume a la exigencia de elecciones libres y justas en Venezuela, con el objetivo de abonar una solución para el país, en lugar de normalizar una dictadura, lo que lamentablemente no estaba en la agenda presidencial colombiana, ya que el encuentro de ambos mandatarios fue más una visita social, que una visita de Estado y de trabajo.

Guaidó, sigue incansablemente en su lucha; continúa trabajando por la recuperación de la democracia, gracias a que tiene el reconocimiento internacional de verdadero líder político del hermano país, situación que le da mayor esperanza para seguir en la lucha y derrocar la dictadura que se ha instalado en Venezuela. 

El presidente Petro siempre se ha jactado de  ser un líder de consensos y diálogos, con la finalidad de alcanzar puntos de acuerdo común para beneficio de su mandato; sin embargo, poco se le vio  animado a intentar cumplir con la petición de Guaidó, quien espera  el regreso del diálogo entre el Gobierno y la oposición en México, suspendido desde octubre del año pasado por decisión de oficialismo y que era el camino cierto para llegar al comienzo del negro túnel venezolano, en su afán de volver a la democracia. Vale la pena recordar que el dictador Nicolás Maduro al ser llamado ‘presidente’, es una acción que, peligrosamente, pudiera normalizar violaciones de DD.HH. que señalan a Maduro como responsable de la cadena de mando y la peor crisis migratoria en el mundo.  Pero la visita, evidenció lo contrario; fue un total respaldo a la dictadura venezolana, en donde se ahondó, por el restablecimiento de las relaciones entre los dos países.

El almuerzo ofrecido por Maduro a Petro fue un encuentro en donde tocaron temas de relación en común, como el triunfo presidencial de Luiz Inácio Lula, en Brasil, el pasado domingo, constituyéndose un triángulo peligroso para la democracia, cuál es la unificación política e ideológica de Brasil, Venezuela y Colombia, que comparten, además, extensas fronteras, entre sí.

Pero también hubo temas de protocolo del común, como la relación bilateral entre ambos países; la reapertura de fronteras cerradas en agosto de 2015 por diferencias políticas e ideológicas, acción realizada el pasado 26 de septiembre para dar un impulso a la renovada relación bilateral, y el reingreso de Venezuela al Sistema Interamericano de Derechos Humanos, petición colombiana, que nunca ha respondido la dictadura venezolana. Sin embargo, la realidad de la frontera es otra, la reapertura en la práctica se ha reducido a contadas operaciones comerciales y la circulación de personas sigue siendo limitada mientras que el paso de camiones de carga, que fue un símbolo de la reapertura, es de tres al día en promedio. 

Se trató de la primera reunión entre los jefes de Estado de los dos países desde el 11 de agosto de 2016 cuando Maduro se encontró con el entonces presidente colombiano Juan Manuel Santos en Puerto Ordaz, en el oeste de Venezuela, antes de que los dos países rompieran relaciones diplomáticas por el apoyo de Bogotá al opositor Juan Guaidó. La cita se produjo un mes después de la reapertura de la frontera, cerrada por Maduro, y del restablecimiento de relaciones diplomáticas, una de las primeras decisiones que tomó Petro al llegar a la Presidencia y que ha supuesto el nombramiento de embajadores y la reapertura de consulados, pero ha tenido pocos resultados reales en la zona fronteriza.

Con el triunfo de Lula, en Brasil, se reconocer el liderazgo del presidente Gustavo Petro para impulsar la economía de la región y socializar su agenda a favor de los intereses del bloque latinoamericano, basado en los principios del Siglo XXI, que ningún avance y progreso ha producido en las naciones que atraviesan gobiernos de este tipo.

Otro punto de encuentro fue el próximo viaje que tienen ambos mandatarios; trataron temas medioambientales porque sobre la mesa estuvo la protección de la Amazonía, como punto de partida de las reuniones preliminares a la COP27 que se celebrará a partir del 6 de noviembre en Egipto.



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