Aislado y rodeado de escorpiones

Editorial
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Aislado y “rodeado de escorpiones”: así quiere Estados Unidos que se sienta el presidente venezolano, Nicolás Maduro, después de que la Casa Blanca señalara con nombres y apellidos a tres figuras clave del chavismo que supuestamente estuvieron a punto de traicionarle la semana que paso.

El nuevo paso de la Casa Blanca marca una escalada en su guerra psicológica contra Maduro, destinada a dividir al entorno del mandatario venezolano para acelerar su caída, pero que hasta ahora no ha dado frutos claros

Analistas que fueron consultados por la Agencia Efe, afirman que Maduro está rodeado de escorpiones metidos en botellas, y solo es cuestión de tiempo que salgan.

Bolton había asegurado que el ministro de Defensa de Venezuela, Vladimir Padrino, el presidente del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), Maikel Moreno, y el director general de Contrainteligencia Militar, Iván Rafael Hernández Dala, se habían vuelto contra Maduro. Según el asesor de Trump, los tres habían negociado con la oposición y planeaban firmar unos documentos que les habrían permitido mantener su cargo, pero se echaron atrás el martes, cuando el líder opositor al que Estados Unidos y otros 50 países reconocen como presidente, Juan Guaidó, encabezó un conato de alzamiento militar.

Hablaron, hablaron y hablaron y, cuando llegó el momento de la acción, no estuvieron dispuestos a hacerlo. Frustrado por el fracaso de esa supuesta operación, el Gobierno de Trump decidió nombrar en público a los tres chavistas y destapar sus presuntos planes, con el aparente fin de generar en la mente de Maduro un estado de desconfianza en sus asesores más cercanos.

El senador republicano Marco Rubio, muy influyente en la política de Trump hacia Latinoamérica, se sumó a esa campaña al tuitear unas fotos del famoso final de Fredo Corleone después de haber traicionado a su hermano en la película “El Padrino II” (1974). “Aquí una pista de lo que puede pasarle a (Padrino, Moreno y Hernández) si Maduro se queda en el poder”, escribió Rubio.

No es la primera vez que la Casa Blanca recurre a juegos psicológicos con Venezuela: muchos observadores creen que ese era el objetivo de la nota de “5.000 tropas a Colombia” que pudo leerse en el bloc de notas de Bolton durante una rueda de prensa en enero. Hay una diferencia: lo de las tropas de Colombia no era cierto. Sí hay algo de verdad en lo que están diciendo ahora; hay gente alrededor de Maduro que está conversando con la oposición.

Identificar a los que supuestamente iban a traicionar a Maduro es un error estratégico, porque supone garantizar que nunca más van a trabajar con la oposición o con Estados Unidos, y duda de la eficacia de esa táctica. Si haces que Maduro se vuelva paranoico sobre la gente que le rodea, se puede avergonzar, pero no necesariamente se debilita. Es probable que se apoye más en los que sabe que le son leales.

Benjamin Gedan, que fue encargado de Suramérica en la Casa Blanca durante parte del Gobierno de Barack Obama (2009-2017), cree que no hay duda de que el Gobierno de Trump se ha apoyado enormemente en los juegos de guerra psicológicos para agitar el pánico entre los generales venezolanos y otras figuras cercanas a Maduro. De cierta manera, eso tiene sentido: si la amenaza creíble de una invasión de EE.UU. provoca un motín entre altos funcionarios, eso sería muy preferible a un conflicto militar. Pero la decisión de desenmascarar a supuestos conspiradores fue extraña.

En un momento en el que, según informaciones de prensa, ha disminuido el número de militares que rompen con Maduro, el paso de la Casa Blanca “desalienta a posibles desertores que podrían estar pensando en confiar en el Gobierno de EE.UU. y la oposición.



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