De la violencia a la agricultura

Ciénaga Grande de María la Baja.

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Este municipio, como muchos otros de Colombia, padeció el azote de la violencia. En la actualidad es un pueblo que a través de la actividad del cultivo  busca salir adelante y dejar el pasado atrás.

Por Wendy López
Redacción El INFORMADOR

María La Baja es un municipio de Colombia, situado en el norte del país, en el departamento de Bolívar. Fue fundado el 8 de diciembre de 1535. Su término municipal limita al norte con el municipio de Arjona, al este con Mahates y San Juan Nepomuceno, por el oeste con San Onofre (Departamento de Sucre), y por el sur con San Jacinto. La capital del departamento, Cartagena de Indias, se encuentra a 72 km al norte.

Este municipio, como muchos otros en Colombia, padeció el flagelo de la violencia por cuanto allí se libró una guerra sin cuartel que les pasó factura de cobro a personas inocentes que pagaron con mucho esfuerzo una extorsión, una boleta o simplemente cancelaron con su vida o con la de algún ser querido.

Con esfuerzo la población superó de alguna manera estas épocas de violencia y encontró en el campo y en su productividad una salida, al desencuentro y a los distanciamientos, siendo hoy una tierra donde la agricultura juega un papel importante.

Criadero de pescado en finca de María La Baja.

Su economía está basada en la ganadería y en la agricultura básicamente, en el cultivo de arroz, producción de la leche y la carne de res, así como la pesca en general y el cultivo de yuca, plátano, maíz. Hasta hace pocos años se ha venido implementando el cultivo de Palma Africana.

Esta zona produce condiciones favorables para la vida por la cercanía del agua para el desarrollo de la agricultura y la ganadería. Se encuentra en las faldas de los montes de María, con un suelo que es un 90% apto para la agricultura y unos recursos hidráulicos con una ciénaga llamada la Ciénaga de María La Baja una de las más grandes de Colombia que se encuentra al norte de la cabecera municipal y es rica en recursos piscícolas.

Pescadores en la Ciénaga Grande.




Las caras de la oportunidad

Marcos Arrieta es una de las caras de la oportunidad del sector agrícola, un señor que ha pasado por diversos cultivos buscando una estabilidad económica para su familia, donde su tercera generación está viendo hoy los frutos del esfuerzo.

Así como sus vecinos y la mayoría del pueblo han incursionado en los cultivos de arroz, yuca, y ganado, él ha pasado por ellos y al final se decidió por la palma de aceite que ha tenido un gran auge en la zona.

Marcos Arrieta.

“Pasamos por momentos difíciles, cuando teníamos nuestro ganado, estábamos dedicados a la ganadería en una época de violencia, me comieron todas las vacas, se las robaron para extorsionarme  y perdimos dinero. Luego entramos al cultivo de la palma de aceite y gracias a Dios nos ha ido muy bien. Tenemos mil 200 palmas en estos momentos.

Hemos pasado por muchos cultivos, ntentamos con el cultivo de arroz, pequeñas ganaderías, pero tuvimos problemas. Luego llegó una empresa de palmas y me fui por esos cultivos, sembré mi palma con crédito del banco y seguí con el programa de la palma, nos ha ido muy bien con la palma de aceite.

Yo no tuve la oportunidad de estudiar, hoy mis nietos ya están en la universidad, una nieta se graduó el año pasado de idiomas. Antes de empezar con la siembra de cultivos de palma teníamos una casita de barro, ahora ya tenemos una casa de cemento. También tengo crías de pescado y hacemos queso.”

Cultivos de palma de aceite en la finca de Marcos Arrieta.


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