Las malas costumbres con el manejo de las basuras que contaminan el medio ambiente siguen siendo el talón de Aquiles de los samarios. La presencia de escombros en separadores viales, mala disposición de basuras en la calle y pocos esfuerzos en separar residuos sólidos de orgánicos, entre otros, siguen siendo comportamientos usuales entre los samarios.
El control de la empresa encargada del aseo de la ciudad, no solo ha contribuido a mantenerla limpia de basuras, sino a la recuperación de espacios públicos afectados por residuos. Sin embargo, aún hay puntos críticos que revelan la inexistencia de prácticas de reciclaje.
El centro de la ciudad es un claro ejemplo de ello. La contaminación se produce por la acción de habitantes de calle, el abundante comercio de este punto de la ciudad y la falta de control al espacio público.
El poco control del espacio público, del trabajo de vendedores ambulantes y la falta de una cultura del reciclaje son los factores que contribuyen a que este sea un problema cíclico.
Pero el problema no sólo se queda en esos espacios públicos, ya que el reciclaje no es una tradición ni en los sectores residenciales de la ciudad, pues aún no hay experiencias significativas en los barrios y unidades residenciales. Las personas no reciclan ni separan desde la fuente. Pero la figura del reciclador debería ser considerada un oficio como una persona capacitada que se dedique al tema y no dejarle el trabajo al habitante de calle que separa los residuos que puede vender y lo demás los deja tirados en el andén.
Hace falta que el municipio refuerce la cultura ciudadana del reciclaje, tanto que el tema debería ser una política distrital o de Estado. Cabe recordar que en ocasiones anteriores, la contaminación por basuras ha ocasionado que la ciudad se inunde con fuertes aguaceros, ya que muchos residuos caen a los canales de aguas lluvias y colmatan los vertederos de las mismas.
