Cada vez que llueve fuertemente en Santa Marta, los ancianos y voluntarias que habitan en el Asilo Sagrado Corazón de Jesús sufren por los encharcamientos que se presentan en el lugar.
El agua sobrepasa el nivel de los tobillos, las habitaciones se anegan y el peligro es inminente cada vez que por los aguaceros, el líquido queda a punto de alcanzar los tomas de corriente.
El asilo tiene capacidad para atender a 100 adultos mayores, pero por insuficiencia de ingresos se ha puesto un tope de 70.
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