Para servir, servir

Padre Mario Rafael

Actualidad
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El Evangelio de hoy nos muestra a un Jesús instruyendo a sus discípulos, que no quiere ser perturbado en su tarea pedagógica y que por eso hace su camino con discreción. El Maestro de todos los tiempos instruye a sus discípulos; y nosotros somos sus discípulos hoy.


Jesús nos instruye también a nosotros, nos da enseñanzas trascendentales; el Señor siempre enseña cosas importantes, porque Él quiere que tengamos una vida buena, por eso no enseña solo con palabras, sino que lo hace también con su propia vida.

Hoy Jesús también está con nosotros y nos transmite su enseñanza fundamental: el servicio. Y es que resulta que todo en la vida de Jesús es servicio. Quien nos enseña hoy a servir, es aquel que ha mostrado con su vida y sus palabras que no vino a ser servido, sino a servir, y que quien quiera ser el primero que sea el último de todos y el servidor de todos.

Podemos, además, contemplar cómo Jesús asocia de manera magistral el ejercicio de la autoridad con el servicio, realidad tan contraria a los anhelos del mundo que padece con la tentación casi irresistible de poder y de dominio, es decir, autoridad pero sin disponibilidad para el servicio, ese tipo de servicio no sirve, pues un servicio así termina pasando factura.

El servicio de Cristo y de los discípulos de Cristo tiene su sustento en el amor, en un amor que se da hasta el extremo, de entrega incondicional y desinteresada.

Un discípulo que pretenda tener en su vida a Cristo, es un discípulo que debe estar dispuesto a desgastarse en el servicio, no ocasionalmente, sino que debe ser ley de su vida; un discípulo de Cristo vive para servir y es precisamente en el servicio donde su vida cobra sentido; el discípulo de Cristo se gasta en el servicio y entiende que solo así su vida sirve. Por eso: para servir, servir.

La Santísima Virgen María es la sierva, Ella pertenece a la verdad, Ella es la fuente de la sabiduría y de la verdad, de Ella ha brotado la verdad plena; por eso no es esclava de poder alguno, sino del Señor, y por ello mismo, dona su vida libremente al proyecto de su Señor. Pidámosle a Ella que interceda por nosotros y que nos enseñe a servir, que nuestro servicio sea agradable a Dios como lo fue el suyo, servicio con sabor de amor, con sabor a cruz.




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