En aquel tiempo, cuando Jesús terminó de hablar, una mujer levantó la voz en medio de la multitud y le dijo: "¡Feliz el seno que te llevó y los pechos que te amamantaron!".
Jesús le respondió: "Felices más bien los que escuchan la Palabra de Dios y la practican".
Reflexión: “Bienaventurados los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen”, que hace eco de lo que Pablo ha insinuado a los gálatas cuando asume que solo al ser parte de Jesús podemos llamarnos hijos de Dios, lo cual se logra aceptando con fe y confianza que el verdadero camino que nos conduce a la libertad se llama Jesucristo.
