Grupo de trabajadoras del campo en la vereda Piyaya, en Matitas fueron homenajeadas

La Guajira
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Malteser Colombia atendiendo el llamado de Naciones Unidas y otras organizaciones a nivel internacional, celebró con un grupo de beneficiarias el rol que tienen las mujeres rurales en el desarrollo sostenible, la producción y aseguramiento de alimentos en el mundo, actividades que normalmente pasan desapercibidas. “Reconocemos que las mujeres guajiras, costeñas, colombianas y de todo el mundo dedicadas en su mayoría a la agricultura, representan alrededor del 43% de la fuerza laboral agrícola y estamos en deuda también en reconocerles y hacerles valer sus derechos para que ellas puedan acceder a servicios esenciales para esta actividad como capacitación, créditos e insumos y adquirir propiedad sobre la tierra”, sostuvo Ricardo Tapia Reales, director de Malteser Colombia.


En la escuela veredal de Piyaya, en el corregimiento de Matitas, jurisdicción de la capital guajira, llegaron de las diferentes fincas o parcelas un grupo de mujeres expectantes que por primera vez eran homenajeadas en reconocimiento a su aporte como fuerza vital del campo, paralelo a la crianza y los cuidados del hogar. Con el apoyo del Programa de Desarrollo y Paz del Cesar y un equipo integrado por profesionales de Malteser Colombia se realizaron una serie de dinámicas con el fin de que ellas mismas enaltecieran su rol de mujer y se sintieran orgullosas de lo que logran trabajando hombro a hombro, sol a sol como muchas narraron en el desarrollo del encuentro.

De igual manera, conocieron temáticas como la violencia intrafamiliar, el cuerpo como primer territorio de paz y la autoestima. Al tiempo que fueron ilustradas sobre los desequilibrios o inequidades con respecto a los hombres. De acuerdo con un informe de la FAO sería posible alimentar a 150 millones de personas más en el mundo, si las productoras y trabajadoras agrícolas tuvieran las mismas condiciones que los hombres. Sostiene el documento, que la situación que enfrentan las mujeres rurales a nivel mundial no es fácil, en América Latina y el Caribe por ejemplo, el 46% de ellas no tiene ingresos propios y el 54% está por debajo de la línea de pobreza. Además, las mujeres empleadas en la agricultura reciben en promedio un salario del 75% referente al de los hombres, tienen menor acceso al crédito, a la asistencia técnica y a la capacitación.

Maritza Ojeda presidenta de la Junta de Acción Comunal y mujer que le gusta trabajar, cultivar y cuidar sus sembrados, sostuvo: Por primera vez nos hacen a las mujeres rurales un agasajo tan bonito, nos sentimos orgullosas, importantes y muy valiosas. Nuestro aporte al campo es digno de resaltar, acompañamos a nuestros esposos porque nos gusta el campo, ahora que llegó la lluvia hay más productividad, podremos cosechar frutas y verduras frescas para abastecer a la ciudad.

En Piyaya se siembra maíz, yuca, plátano, ají, tomate y también se dedican a la ganadería, entre otras y según lo manifestado por esta líder comunal, afortunadamente llegó la época de lluvias, debido a que el intenso verano sólo trajo desolación. Al cierre del evento recibieron una charla sobre higiene e imagen personal, donde ellas reconocieron que aunque son del campo, berracas, fuertes y líderes que además cuentan con el apoyo de los hombres y trabajan la tierra de la mano con ellos, merecen verse bonitas; luego de un brindis recibieron anchetas con productos de belleza y sostuvieron que siempre celebrarán unidas esta fecha.




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