El regreso de Sergio, el justo

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Francisco Galvis Ramos

Francisco Galvis Ramos

Columna: Contrapunto

e-mail: contrapunto@une.net.co



Hay por ahí políticos que dicen no ser políticos pero que sí son políticos y, por cierto, muy parecidos a lo peorcito del resto de los políticos.

Como dirían los romanos, de la abundancia de sus corazones suelen hablar sus zafias y viperinas lenguas. Veamos.

En la historia democrática del país no se conocía antecedente alguno en que un candidato a una alta dignidad del Estado cobrara emolumentos por el desempeño de la candidatura, hasta cuando llegó Sergio Fajardo, el justo, el impoluto, e inauguró la execrable y corrupta práctica.

Recuérdese que para acompañar a Mockus en la carrera presidencial, el justo celebró contrato con el Partido Verde y, quienes conocen del almendrón, como el doctor Richard Botero, aseguran que no fueron 48 millones de pesos lo que cobró por cuatro meses, sino que con las adiciones al contrato fue una cifra parecida a los 80 millones de pesos, por la prestación del señalado servicio, servicio que hasta el advenimiento del impoluto se prestaba totalmente gratis.

Y bien. Ahora el justo nos ha regalado de Navidad el anuncio de que será candidato a la Gobernación de Antioquia.

¡Que suenen campanas y fanfarrias que está por llegarnos el redentor!

Y ha vuelto con la conocida y extravagante cantinela: que aquí todo el mundo es corrupto, que aquí todos cobran, que aquí todos han sido incompetentes, menos él y sus paniaguados conmilitones, porque sólo ellos pasaron por las piscinas probáticas y están limpios de pecados, del original y los sucesivos, mortales y veniales.

Va a ver el justo cómo se le pondrá la panela a mordiscos en las elecciones venideras. Va a morder el polvo de la derrota que le propinarán las mayorías antioqueñas que él zahiere con tan insigne irresponsabilidad y ligereza.

Sergio, el justo, el impoluto, partió primero y ello no es garantía de nada distinto a que el indolente que siempre ha sido ha encontrado algo en que entretenerse, incluida la indecente práctica de hablar mal de los demás. ¿Cuánto irá a cobrar?

Parecería que con su fundamentalismo arrogante y despreciable, Fajardo el justo, el impoluto, no estuviera hecho para gobernar reinos terrenales, pero si tal vez el reino de los cielos. Habría que preguntárselo al Altísimo.

Por lo pronto los conservadores debemos acometer sin tardanza la tarea de seleccionar el candidato a la Gobernación, por la vía de la consulta o como fuere, pero urge hacerlo para enderezar los actos en orden de batalla y asegurar la continuidad en la administración seccional.

Tiro al aire: a propósito una inocente pregunta: ¿será que el ilustre doctor Vásquez Osorio ya adquirió la cédula conservadora?