Corrupto es quien viola las leyes

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Escrito por:

Ramón Palacio Better

Ramón Palacio Better

Columna: Desde el Centro Azul

e-mail: ramonpalaciobetter@yahoo.com



Sin embargo, algunos actos de corrupción empiezan en el corazón. Está comprobado que la corrupción es uno de los principales obstáculos para el desarrollo económico de los pueblos y la armonía social de las naciones; la corrupción, también permite que algunos países o sociedades sean percibidas por el mundo como una sociedad corrupta; como quien dice justos por pecadores. Pero en realidad todos nos preguntamos ¿qué es lo que hace fecundo a la corrupción? ¿O mejor sea dicho, que es lo que origina la corrupción? ¿El poder violar las leyes con especial facilidad? ¿O es quizás, una manifestación cultural del pueblo, por el comportamiento de la gente, de la sociedad? ¿O es que la corrupción es producto o consecuencia de un reclamo nacional como respuesta a la falta de condiciones y garantías sociales y económicas establecidas y protagonizadas por los sistemas políticos que imperan en los gobiernos de turno, y en la clase dirigente que manipula y opera en los destinos de una Nación?
Si por corrupción se entiende que es "el abuso de un poder conferido en beneficio propio", el estacionar ilegalmente corresponde a esta definición. Estas infracciones las cometen todo el mundo, con excepción, de quienes no tienen vehículo, pero hasta los peatones violan las normas, hay muchos ejemplo, no utilizar las cebras al pasar una vía, ni hacer estación en los semáforos, no les importa que la calle que se va a cruzar este la luz verde encendida; no utilizar los andenes, por el contrario caminar por la mitad de las vías vehiculares; existen otros que sin estar conduciendo un vehículo, violan el espacio público, sin razones de ninguna índole y por el contrario desordenando la ciudad a como dé lugar con puestos de variadas ventas.
En consecuencia, la comparación de las infracciones por el mal estacionamiento de vehículos en cualquier parte de la ciudad, cometidas por los autos y todos aquellos que conducen vehículos de distintas características, sin lugar a dudas, sirven como una medida plausible o que aprueba la "cultura de la corrupción", por ser infractores. Me atrevo a pensar que si llegáramos hacer un estudio en la ciudad por estas circunstancias, creo que todos practicamos la cultura de la corrupción, gústele o no estas expresiones a determinados ciudadanos, y la reitero, porque con una infracción se viola la ley; permitiéndonos de esta manera observar y medir el grado de corrupción que se practica o ejerce diariamente tan solo en las vías de nuestra ciudad, y si esto lo sumamos a las cometidas en el territorio nacional, ni de hablar, el grado de corrupción en el país por estas causas, es enorme y seguirá siendo cada vez más grande.
De manera que por estas razones quizás debemos ser líderes a nivel nacional, y Colombia internacionalmente, en los monitoreo y estudios que pueda realizar Transparencia Internacional. Entidad que toma en cuenta el nivel de corrupción del país que más viola las leyes en el planeta; por ello, debemos urgentemente combatir de inmediato ese especial sentimiento anti leyes que irresponsablemente impera en nuestra ciudad y en nuestra Nación. Por lo visto somos de un alto grado de corrupción durante el manejo de los asuntos públicos y privados más importantes del Estado.
Una de las conclusiones es que las normas culturales referidas a la corrupción son bastante persistentes: a miles de kilómetros de la ciudad de Santa Marta, no votamos las colillas de cigarrillos, ni botellas plásticas desechables, ni la basura en cualquier parte de la calle, ni en el andén, ni en los parques, ni en la plazas; por el contrario aquí la regamos por todas partes sin previsiones de ninguna clase, se viola descaradamente la ley que rige para estos asuntos de indispensable sanidad ambiental; en el camellón, hasta en los bordes peatonales de la Catedral Basílica y sus alrededores, si se vota en cualquier parte irresponsablemente, la basura, además se invade el espacio público, se contamina visualmente y físicamente el entorno, y no pasa nada, no hay reguladores de tránsito, ni controladores de niveles de contaminación. Ni mucho menos quien haga respetar como debe ser, las leyes.