Alberto Lleras insigne periodista (I)

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Gustavo Hernández López

Gustavo Hernández López

Columna: Opinión

e-mail: gusherlo@hotmail.com



Si ha habido un hombre importante en el panorama político, periodístico y humanístico es el extinto presidente Alberto Lleras Camargo y además por su probidad moral y ética, se le ha mirado con respeto en todo el orbe y se ha constituido por ende en ejemplo del buen gobernante. Sin duda alguna ha sido el gran estadista entre los estadistas en Colombia, América y el mundo. Pero voy a iniciar con su faceta como periodista, en la cual él mismo decía que: "En la actividad periodística me siento mejor que en ninguna otra, pues ese oficio es mi verdadera pasión".
Desde muy joven caminó entre la tinta y el linotipo, luego se fue adaptando a la era moderna y su sendero en estos aspectos le permitió ser desde un brillante columnista y un profundo y agudo editorialista hasta ser Director de periódicos y revistas. Su pluma y sus artículos se caracterizaron por su claridad conceptual, su facilidad para expresar aún los temas más complejos, su peso argumental, su buen manejo del idioma y su conocimiento de causa sobre todas y cada una de las materias que trataba.
Trabajó como columnista en los más prestigiosos diarios en Colombia tales como El Tiempo con su director Eduardo Santos quién también rigió los destinos de La Nación. En la Página Liberal que dirigió Germán Arciniegas, en El Espectador en la época de Luis Cano y Gabriel Cano, en La República con Alfonso Villegas Restrepo. Fundó El Liberal y en 1946 igualmente se convirtió en el fundador de la Revista Semana. En El Espectador luchó con sus columnas contra la dictadura de Rojas y por ello él expresó: "En parte por mi culpa- gloriosa culpa- fue clausurado". Dirigió el Independiente periódico que sustituyó a El Espectador.
En la Argentina estuvo vinculado como redactor con el diario El Mundo, el cual estaba recién fundado, siendo su corresponsal en París y en Sevilla. También laboró en un diario provinciano El Litoral de Concordia, Entrerríos. A propósito de esta estadía en Buenos Aires cabe contar una anécdota que tuve la fortuna de escuchársela, que denota su competencia en la escritura y que relatada por él era un recuento maravilloso.
Ella es la siguiente: Tan pronto como llegó a la entrevista con el Director del Periódico, a pesar de que estaba bien recomendado por el Doctor Eduardo Santos, el entrevistador le dijo: Siéntese y escríbame en esa máquina de escribir que tiene a su lado un artículo sobre tal tema. En forma rápida hizo su escrito y su interlocutor no le quitaba la vista y como que dejaba entrever la duda de que fuese capaz de escribir con tanta prontitud. Le preguntó si él corregía ese borrador y el joven hombre de letras Lleras Camargo le contestó que no era necesario. El periodista argentino en la medida en que leía, expresaba en sus gestos su sorpresa y agrado por lo que estaba leyendo. Después de la lectura le manifestó su complacencia de tenerlo entre sus colaboradores y que iba a quedar como editorialista.
Al finalizar su último período presidencial en el año 1962, tuvo una columna en la Revista Visión y dejó de escribirla por causa de la intromisión en la misma del Dictador Somoza.
Un recorrido largo, una experiencia de toda índole en los asuntos periodísticos. Sin haber pasado por la universidad, el factor empírico tan positivo y sobresaliente, le permitió ser considerado como el más periodista entre los periodistas y por esa razón recibió innumerables premios de periodismo tanto nacional como extranjero.
Al recibir el premio de periodismo Simón Bolívar el 11 de agosto de 1981, dada su modestia y sencillez comentaba lo siguiente: "Este Premio Nacional de Periodismo, que se me ha concedido o tal vez mejor, que ha recaído sobre mis años, más que sobre mis merecimientos".
"Nuestra tarea es ir detrás de cada información para reproducirla y comentarla. Se decía antes que la prensa era una especie de historia, más fresca y vibrante que la que hacen los académicos. Hoy ese concepto es en parte falso. Hay, sí, historia instantánea, que no da tiempo a la reflexión, a la revisión, a la confrontación. De otra parte la prensa tiene que cubrir un espacio sin límites, dentro de la redondez del globo, y a veces fuera de él, en el espacio exterior, al minuto. Porque no solo puede ocurrir que otros medios de comunicación lo hagan antes, sino el riesgo peor de que hechos que parecen notables, se olviden antes de que los periódicos hablen de ellos".
Sus juicios sobre la libertad de prensa fueron expuestos un sin número de veces ante la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP). Su influencia periodística era de tal naturaleza, que cualquier cosa que él comentaba en sus columnas repercutía inmediatamente en la opinión pública.
Que extraordinario periodista por su estilo diáfano, su criterio objetivo, su madurez mental, su manera directa y sin ambages de exponer sus ideas, su capacidad de interpretar la noticia, su información universal e integral. Es indiscutiblemente el modelo de lo que es ser un excelente columnista, faro guía en estos menesteres.