Creencias para unas reflexiones educativas

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Alfonso Lopez Carrascal

Alfonso Lopez Carrascal

Columna: Pedagogía Constitucional

e-mail: lopezcarrascal@yahoo.com



Gracias al profesor Nicolás Polo Figueroa ha llegado a nuestras manos el interesante artículo de prensa escrito por  David López de la Universidad Politécnica de Cataluña en Barcelona referente a la formación y creencias en nuestra educación superior.

Ha sido normal en Colombia que cada ministro de Educación trae y nos presenta como novedad un nuevo modelo pedagógico y no nos cansaremos de ver competencias, preguntas problemas y muchas más sin que tengamos realmente un modelo propio que comulgue con nuestra identidad cultural. Pero nos preguntamos, los profesores del ayer estaban anclados  a modelos pedagógicos? Todavía recordamos con cariño a profesores de la talla de Gerardo Molina, Diego Montaña Cuellar, Hernando Devis Echandía, Carrizosa Pardo, Joaquín Aarón Manjarrez, y tantos otros que fueron Juristas Excelsos que no estaban sometidos a cartabones y quienes los seguimos  tratamos de repetir ese modelo que ha sido exitoso en la vida profesional. Queremos que el profesor sea también un pedagogo y cada quien en su salsa. Mas que en teorías educativas es el hombre mismo del profesor que sabe congregara sus alumnos y esa fue la creencia tradicional.

La docencia se ve cada día más opacada por la investigación y la gestión. Hoy mas que la experiencia del profesor como en el pasado, se exalta al investigador y a quien realice publicaciones, que muchas veces son elaboradas por los propios estudiantes de su materia.

Se ignora la tarea docente y vemos al docente como un simple trabajador intelectual. Y como lo afirma el profesor español David López la formación pedagógica del profesorado no ha sido la secuencia de un proceso estudiado y sistemático, sino una autoformación voluntaria basada en seminarios o cursos, lecturas personas, intercambio de informaciones con otros docentes y sobre todo por un proceso de reflexión de la propia actividad docente.

El profesor Kagan señala que los juicios sobre un profesor la dan sus propios estudiantes que muchas veces cobran una mala nota que hayan sacado. Y realmente el docente de cátedra se basa en su propia experiencia, sobre la que no haya título alguno porque si bien el egresado de hoy cuenta con especializaciones, maestrías, magisterados o doctorados, la dinámica del Derecho por ejemplo es seguir estudiando porque de otra manera ese conocimiento estático que solo rompe el principio de igualdad profesoral es desconocer la experiencia y no darse cuenta por nuestros directivos universitarios que no puede haber evolucionado el Derecho si no hay aplicación de la dinámica misma.

La experiencia del docente no debe estar por debajo de otros títulos que nos lleva a ser buenos investigadores, cuando no podemos olvidar que todo buen abogado debe ser un buen investigador en los casos que se le presente dentro del rol que desempeñe.