Algunas microhistorias ciclísticas samarias

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Hernando Pacific Gnecco

Hernando Pacific Gnecco

Columna: Coloquios y Apostillas

e-mail: hernando_pacific@hotmail.com



Son lejanos aquellos tiempos en los que el ciclismo en Santa Marta tenía alguna presencia regional y cierta fanaticada cuando el Magdalena descollaba por otros deportes como el insigne

fútbol, beisbol, basquetbol o boxeo. En la Liga de Ciclismo, dirigida por Antonio Escobar, éramos unos pocos juveniles -Franco Escobar, Rafael Rocha, Quique Lacouture (q.e.p.d.), Augusto Fontalvo, Ivo Ardila, Miguel Arbeláez, Fernando Llanos y yo, hasta donde recuerdo- al lado de veteranos como Lucho Aguado (el primer samario en correr una Vuelta a Colombia), Ovidio Saucedo y Víctor Hugo Guerrero, campeón novato en una Vuelta a la Costa en mi "famosa" bicicleta Fiorelli Campagnolo (el único triunfo de esa cicla en su historia). Había más personajes de nuestro microcosmos ciclístico como Margot Silebi de Escobar y "el buen hombre" Juancho Guerrero, de la Casa Players, "el loco Balín" y otros más cuyos nombres no acuden a mi memoria.
Nuestro entrenador, un veterano exciclista de la Vuelta a Colombia, Hernán Mesa, a bordo de una motoneta Lambretta nos dirigía el diario trayecto de alborada caribeña que transcurría desde la Plaza de la Catedral hasta el Aeropuerto y viceversa. Los fines de semana el destino nos situaba unas veces en Tasajera, otras en la vía a la Zona Bananera o en el Rio Piedras y en ocasiones el circuito Santa Marta-Gaira-Mamatoco-Santa Marta dos o tres veces. Había poco tráfico automotor y mucho respeto por los pedalistas: el riesgo era desfallecer, no fallecer.
Por esa época, llegó a Santa Marta el fantástico súper astro Martín "Cochise" Rodríguez acompañado del formidable pistero Mario "Papaya" Vanegas. La visita de los antioqueños a la casa de Aracely de Vives -por razones de parentesco con ella, creo- congregó a todo el barrio; no hubo etiqueta de bluyines Wrangler Caribú que se escapara de los respectivos autógrafos ni cajetilla de cigarrillos o cuaderno de tareas; cualquier papel sirvió. "Cochise" regresaría a Santa Marta con su entrenador, el italiano Claudio Costa, a prepararse para el record mundial de la hora para aficionados -que logró en Ciudad de México, 1970- y los 4000 metros persecución individual, en la cual se coronaría campeón mundial en Varesse (Italia), 1971. Gracias a mi estrecha amistad con los Escobar pude estar cerca del entrenador Costa, de quien aprendimos otros detalles técnicos: tamaño y configuración de la bicicleta, pedaleo en plano y loma, corta y larga distancia, trabajo en equipo, estrategia de carreras, etc. Otras épocas pero el mismo ciclismo.
Santa Marta figuraba entonces en el mapa de las pruebas regionales, dominadas por los atlanticenses, y alguna vez fue meta de etapa en la Vuelta a Colombia; las calles atiborradas de aficionados eufóricos recibieron a los guerreros de la ruta montados en sus pesadas y precarias bicicletas de acero. Los buenos patrocinios (primero los departamentos de Antioquia, Valle, Cundinamarca y Boyacá, luego Relojes Pierce, Postobón, Singer, Suramericana, Wrangler Caribú, Café Águila Roja principalmente) llegaban a pocos pedalistas y la mayoría, además de las trochas de entonces, sufría en uniformes caseros, hoteluchos incómodos, talleres improvisados, alimentación precaria, falta de repuestos y apoyo logístico, etc, además de los fríos implacables de los páramos, el calor canicular de llanuras interminables, aguaceros torrenciales, sed, hambre, agotamiento... Eran los tiempos de los Pachón, Samacá, "la bruja" Montoya, Luis H. "la bala" Díaz, los Buitrago, Javier "el ñato" Suarez, Rubén Darío Gómez, de los locutores Carlos Arturo Rueda C. y Alberto Piedrahíta Pacheco con los comentarios del "viejito requetemacanudo" Julio Arrastía Bricca, los transmóviles y toda la familia ciclística. Toda una época gloriosa de grandes sacrificios para ciclistas forjados en condiciones muy complicadas. Pocos recursos pero garra de sobra.
Declarado profesional por el Comité Olímpico Internacional en 1972, "Cochise" es reclutado por el equipo Bianchi Campagnolo de Felice Gimondi y al año siguiente abre los caminos triunfales en Europa. Con Gimondi ganan el Trofeo Baracchi, contrarreloj de 100 kilómetros por binomios, obtiene el Gran premio Cittá de Verona, y dos etapas en el Giro de Italia. Después le seguiría los pasos Rafael Antonio Niño y, más tarde, otros grandes ciclistas impulsados por la Federación Colombia de Ciclismo y la Federación de Cafeteros y guiados por Miguel Ángel Bermúdez, hasta llegar a la actual camada que encabeza Nairo Qintana, en camino de ser el gran ganador de las principales carreras europeas, compitiendo ese reconocimiento con Rigoberto Urán. Fabio Duarte, Julián Arredondo, Sebastián Henao y otras figuras en ciernes. Nunca imaginamos en aquellos remotos tiempos de Eddy Merckx y Gimondi que los escarabajos colombianos arrasarían alguna vez en una prueba tan importante como el Giro. Razón tuvo el campeón Jacques Anquetil cuando predijo en 1983 los futuros triunfos colombianos en Europa; "Si vuelven serán terribles", afirmó.
Aun cuando Santa Marta ya no encienda radios como antaño para escuchar las carreras ciclísticas ni sea puerto de arribo de la caravana ciclística, todos los colombianos seguimos con interés las aventuras de nuestros ciclistas en tierras europeas gracias a "Cochise y todos los gladiadores nacionales. Loor a los admirables escarabajos, y gracias por sus memorables éxitos.