Reflexión y cambio

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



La muerte trágica de los niños en Fundación no solo llenó de tristeza a sus familias sino que además conmovió a Colombia entera y a aquellos sitios donde llegó la noticia. Extiendo a esas familias mis más sinceras condolencias.
Una tragedia que tal vez se hubiera podido evitar pero que la codicia de unos pocos con la complicidad de otros ocasiona este tipo de tragedias a diario. La codicia del chofer y de un pastor, que colocaron las ganancias y los ahorros por encima de la vida de esos niños, y la complicidad de uno o varios funcionarios corruptos que permitieron que esa trampa humana circulara por las calles.
Es inconcebible que la tipificación del delito solo sea considerada un homicidio culposo, cuando la verdad es que debería ser doloso, como sucede en otras legislaciones, cuando el grado de culpa y negligencia es tan grosero, que equivale a dolo. Cuando un vehículo circula en esas circunstancias se iba a producir una tragedia tarde o temprano, y desafortunadamente las víctimas fueron esos niños inocentes.
La búsqueda de culpables no debe detenerse en el chofer y el pastor sino que debe extenderse al funcionario, o funcionarios, que permitieron que ese vehículo estuviera en las calles. Inequívocamente, son cómplices y deben ser castigados.
Otro hecho también conmovió al país y fue la incineración y muerte de un habitante de la calle en Bogotá conocido como el Calidoso, al parecer a manos de otro habitante de la calle.
Resalto otros hechos como son los falsos positivos, los niños bombas de las Farc, los ataques barbaros de esta misma guerrilla contra poblaciones inermes, las motosierras de los paramilitares, y muchos otros.
Todos tienen en común un elemento de absoluto desprecio por la vida humana y algunos de estos hechos cometidos con una sevicia y crueldad que producen escalofrío. A aquellos que todavía les produzca algo, porque es que muchos ya no se conmueven con nada, como el enfermo mental que fue capaz de burlarse de la muerte de los niños.
No soy siquiatra, pero tampoco hay que serlo para darnos cuenta de que la fibra moral del país está seriamente dañada. Y esta crisis de valores se refleja en muchos campos de nuestra vida, como por ejemplo, el lamentable espectáculo de las elecciones presidenciales.
Tenemos que despertar, debemos hacer algo como sociedad porque esto es grave, y se da uno cuenta cuando uno de los candidatos presidenciales acusado insistía en querer hablar de los ¨grandes¨ temas, cuando el tema más importante de todos es la idoneidad moral de quien va a ser Presidente de Colombia. Esto solo es entendible o bien porque se cree que todos estamos untados y entre bomberos no nos pisamos las mangueras, o porque se ha llegado a un grado tal de cinismo y ceguera, que creemos que nos van a elegir solo por nuestras ideas sin importar nuestro talante moral.
¿Qué vamos a hacer como sociedad para cambiar esto? Esto no es asunto de afiliaciones ni de creencias religiosas ni mucho menos sino un asunto que corresponde a una expectativa mínima de decencia humana. De un comportamiento que nos separa supuestamente de los animales. Pero cuando las cosas llegan al punto, en que los comportamientos de los animales parecen más humanos que los nuestros, la degradación tocó fondo.
Ojalá que el dolor que enluta a muchas familias colombianas, y especialmente a la de los niños de Fundación, nos haga despertar de nuestro letargo moral. Que la muerte de niños y de tantas personas inocentes no sea en vano sino que por el contrario, nos lleve a la reflexión y sobre todo al cambio.