Winston Churchill el militar

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Escrito por:

Gustavo Hernández López

Gustavo Hernández López

Columna: Opinión

e-mail: gusherlo@hotmail.com



Ordinariamente al hacer referencia a este gran personaje de la historia mundial, se piensa en el político destacado, el excelente orador, el estadista profundo, el connotado escritor, el historiador reconocido, el hombre de carácter. Pero su faceta castrense en cierto modo pasa desapercibida y ocurre que en ella, también mostró sus capacidades de liderazgo en el campo de combate, del manejo táctico y del comando estratégico.

Desde muy joven este caballero de alta resonancia pública, quizás el más importante, el más respetado y el de mayor influencia en su época, no solo en Gran Bretaña sino en todo el orbe, quiso por vocación y gusto abrazar y escoger la carrera de las armas.

Teniendo 7 años organizó con la ayuda de su progenitor una colección de soldados de plomo, la cual poco a poco la aumentó en tal forma que constituyó con esas figuras, regimientos de caballería, artillería e infantería, alcanzando a completar 1500 piezas. Así mostraba con esa entretención, siendo aún un niño su inclinación y predilección por la milicia.

Se presentó a los exámenes de admisión de la Academia Militar de Sandhurst, en tres oportunidades y solamente en la tercera, fue admitido como alumno. Allí pudo entrar como cadete de caballería, dado que la demanda por esa arma era menor que en las otras, pues el aspirante necesariamente tenía que cubrir los costos de montura y equipo. Esto implicaba una disponibilidad monetaria que no todos los jóvenes candidatos a cadetes de esa Escuela de formación poseían.

Pero su entorno familiar tan pronto como se produjo su aceptación, no estaba atravesando la mejor circunstancia económica. Empero su Padre sin dudarlo, con evidente esfuerzo, más con plena satisfacción por ese logro del hijo, apoyó a Winston para que plasmara su deseo de ser militar.

Durante su paso por la Academia sobresalió, por su espíritu militar y don de mando. En las disciplinas de leyes, administración, táctica y humanidades tuvo las mejores calificaciones. Como deportista se distinguió como gimnasta, equitador y jugador de polo. Se graduó como subteniente de caballería, obteniendo el quinto puesto en su curso de 150 cadetes.

Se inició como oficial en el Cuarto Regimiento de Húsares, cuerpo de élite, instituido para los hijos de la nobleza. Pero su alma de combatiente y su ánimo aventurero, independientemente de su honor británico, hizo que solicitara su traslado a las guerras coloniales en que se encontraba inmiscuida Inglaterra.

Pero antes de viajar a estos conflictos bélicos el ejército lo mandó como corresponsal de guerra a Cuba. Cumplió con su misión periodística de esta guerra entre Estados Unidos y España. Allí adquirió en esa isla de América su hábito a los puros, es decir los tabacos habanos Romeo y Julieta, que lo acompañaron al igual que el whisky durante toda su vida.

En sus incursiones guerreras, participó en la India, "la joya de la corona" en las luchas contra las tribus Pastunes. Escribió un libro sobre esta primera experiencia de combate como oficial subalterno. Luego en 1898 lo enviaron a Sudán, perteneciendo al 21 Regimiento de Lanceros, cuya carga de caballería, la de Omdurmán contra los rebeldes Derviches ha sido de notoriedad histórica y ahí estuvo este Teniente Churchill como protagonista principal y directo.

En Sudáfrica en la guerra de los Boers en 1899, tuvo una actuación supremamente heroica, por cuanto el tren blindado en que viajaban los soldados ingleses fue atacado por un comando de los Boers. El blindaje poco sirvió o mejor aún fue vulnerable. Winston ante esa difícil situación se portó a la altura de las circunstancias, asumiendo el manejo y control de la locomotora, echándose al hombro a la mayoría de heridos, enfrentándose prácticamente solo contra sus enemigos.

La superioridad numérica de las fuerzas adversas se impuso y de esa manera cayó como prisionero. Pero a las dos semanas de estar cautivo, logró escondidamente evadirse en forma hábil y milagrosa, camuflándose entre un montón de carbón, que sacaron del sitio donde estaba preso. Luego se refugió en Mozambique antigua colonia portuguesa. Por supuesto después de esa valerosa defensa de sus soldados, se le recibió en su país como un héroe nacional.

Después de esta guerra se retira del ejército y empieza su carrera política. Años después en 1911 es nombrado Lord del Almirantazgo. En esa responsabilidad otra vez de índole militar, al frente de la Armada Británica revitalizó y modernizó la flota de guerra inglesa, cambió el carbón por petróleo en los barcos.

De igual manera sugirió y presionó al gobierno y a la cartera de defensa para que se tuviera en cuenta a los blindados o tanques en el Ejército de tierra. En ese momento no tuvo eco. Posteriormente estos vehículos de asalto han prestado en todos los ejércitos del mundo servicios eficaces y contundentes en las distintas batallas que se han sucedido en todas las conflagraciones y operaciones de guerra.

Esta es una visión realista, a vuelo de pájaro, del conductor de tropas, valiente, certero y cerebral. En otra columna trataré al eximio político, de tanta trascendencia ayer, hoy y siempre.