"Fulano se echó la manta"

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Escrito por:

José Vanegas Mejía

José Vanegas Mejía

Columna: Acotaciones de los Viernes

e-mail: jose.vanegasmejia@yahoo.es



Cuando en Santa Marta se cometía un delito grave -casi siempre homicidio-, si el responsable era oriundo de la Guajira lo más conveniente para él era refugiarse en el territorio de los indígenas y vivir como uno más de ellos. Con esta acción eludía a la justicia que, por negligencia o físico temor ni siquiera intentaba la persecución.

A este recurso se le llamó 'echarse la manta' y permitió a muchos evitar la cárcel, aunque el tiempo que permanecían en el voluntario destierro a veces era superior al de la condena que habrían recibido si se hubiesen sometido al veredicto de la justicia. Esta costumbre no era nueva: en la obra literaria 'Martín Fierro' encontramos situaciones similares; gracias a esta práctica el personaje central de este relato logró sobrevivir.

Se dirá que lo del gaucho Martín Fierro ocurrió en el siglo XIX y las peripecias entre las tribus guajiras tuvieron lugar en el siglo XX. Ciertamente; así es. Sin embargo, esas desesperadas muestras delincuenciales para burlar a la justicia están muy vigentes en Colombia en pleno siglo XXI. ¿Necesitamos citar ejemplos? Pues el caso de Sabas Pretelt de la Vega es uno de ellos. "Ve a Milán y mimetízate allá", parece que le dijo Álvaro Uribe cuando se dio cuenta de que Pretelt sería acusado por el delito de cohecho. Ya había procedido así con Jorge Noguera, quien tuvo su consulado en Milán. Después, con dinero de todos los colombianos se sufragaron los viajes intercontinentales de los acusados cada vez que la justicia los requirió en el país. Sobra decir que "mimetízate" equivale al "échate la manta" de los guajiros.

El caso de César Mauricio Velásquez también es una muestra de la protección u ocultamiento que el ex presidente Uribe brindó a su fiel secretario de prensa. Pocos días antes de finalizar su segundo gobierno Álvaro Uribe lo premió con su nombramiento como embajador de Colombia ante el Papa, en el Vaticano. Sin duda en esta ocasión se trató no de una simple 'manta' sino de un 'manto sagrado', como el de la película dirigida por Henry Koster y protagonizada por Richard Burton y Víctor Mature. Y como Moreno ya recibió el beneplácito del Papa, los colombianos tendremos que pagarle los viajes desde y para el Vaticano cuando deba presentarse ante nuestra justicia por su responsabilidad en las llamadas "chuzadas".

Por último, hasta ahora, el ex ministro del "ingreso seguro" también recibió el ofrecimiento para representar a Colombia en la embajada de Italia. Esta vez fue una decisión del presidente Santos, suponemos que por petición del ex presidente Uribe. Sin embargo, el hecho de que Andrés Felipe Arias no haya aceptado el importante cargo no le resta importancia a la 'manta' que parece destinada a proteger delincuentes de alto turmequé. Otra cobija, más impermeable y protectora, habrá entrevisto el ex ministro al preferir quedarse en el país. De todas maneras, la justicia no lo tocará.

Ante todo esto, llama la atención que sea siempre Italia el refugio escogido por los últimos gobiernos colombianos para esconder allí a sus protegidos. Claro que el Vaticano no es Italia, pero el medio kilómetro cuadrado de su territorio está enclavado en el corazón de Roma.

Como vemos, de la manta protectora guajira, individual, pasamos a la manta de impunidad, casi grupal, ofrecida generosamente por los gobiernos de turno.