Estamos creando 'islas basura'

Columnas de Opinión
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Escrito por:

José Vanegas Mejía

José Vanegas Mejía

Columna: Acotaciones de los Viernes

e-mail: jose.vanegasmejia@yahoo.es



No sé si las cosas han cambiado, pero en la década de los ochenta las personas que hacían el recorrido hasta Maicao sabían que estaban llegando a la ciudad fronteriza porque al lado de la carretera encontraban una gran cantidad de envases vacíos de bebidas. Los últimos diez kilómetros estaban (o están) sembrados de basura: cerveza Polar, Heineken, Maltín…

Ese resultado de la irresponsabilidad del viajero colombiano es apenas una pequeña muestra de la manera inmisericorde como tratamos a la naturaleza. No pensamos que a las futuras generaciones tenemos que dejarles algo del globo terráqueo, en reciprocidad por los bienes que hemos recibido. Parece que cada vez nos esforzásemos más por legar como herencia solo la tierra arrasada a nuestro paso.

Pero la alusión a Maicao es solo un pretexto para referirnos a los ataques aleves que constantemente infligimos a nuestro planeta. No olvidamos --no debemos olvidar-- el derrame de aceite que una empresa causó en la rada de Taganga el 23 de abril de 2008. Sobre las consecuencias ya no se habla, pero los daños fueron irreparables. En el Golfo de México la multinacional BP (British Petroleum) fue responsable del derrame de petróleo que causó dos años después la muerte de 123 delfines encontrados en las costas de Texas.

Con frecuencia las noticias nos informan sobre desastres que contaminan los mares del mundo. Una de esas catástrofes es sin duda la formación de una 'isla de basura' descubierta por científicos estadounidenses en 1988. Según los estudios, contiene 100 millones de toneladas de desechos y se extiende desde la costa de California hasta Japón, pasando por Hawaii.

Si tenemos en cuenta que comenzó a formarse en la década de los años cincuenta y ha alcanzado una extensión de 1.400.000 kilómetros cuadrados --seis veces más que la de Inglaterra-- su crecimiento en el futuro debe preocuparnos. De acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas, los desechos plásticos causan la muerte a más de un millón de aves marinas cada año y a más de 100.000 mamíferos marinos. Las aves ingieren encendedores, cepillos de dientes, tapas de botella y otros objetos al confundirlos con comida.

En medio de este escenario de devastación, digno de películas con finales apocalípticos, emerge una noticia esperanzadora: Australia creará la mayor red mundial de reservas marinas. Este proyecto supondrá el aumento del número de reservas; de las 27 actuales pasará a 60, que constituye un alivio para la supervivencia de las especies más amenazadas. Por su parte, en el 2008 Richard Owen, un contratista de construcción e instructor de buceo, formó la empresa Coalición para la limpieza del ambiente, con el fin de unirse a la causa contra la polución del Pacífico Norte. Se estima que el 80% de la basura proviene de zonas terrestres y el 20% restante, de los barcos en el océano. En un estudio de 2001 los investigadores encontraron que en ciertas áreas las concentraciones de plástico son alarmantes.

De la bahía de Santa Marta hemos visto sacar bolsas plásticas, botellas de toda clase, zapatos, juguetes, colchones, neumáticos… En las últimas brigadas rescataron una nevera y un inodoro. Estamos lejos de alcanzar el nivel de peligro de las 'islas basura' del Pacífico Norte. Pero también estamos lejos de contar con planes y recursos de limpieza como los que actualmente implementa Australia.