Falta visión y ambición

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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



Felicito a Vargas Lleras por la inusual gabela que recibió del Presidente Santos. No sucede todos los días que le den a uno un ministerio en donde hay pocos chicharrones y mucho lomo fino.

Comparto algunas ideas.

El reto de construir cien mil viviendas por año para los más pobres, no es un reto digno ni de Vargas Lleras ni de lo que debería estar sucediendo en el país para lograr una sociedad equitativa. Mejor dicho, si están los recursos, construirlas es lo de menos. Es más un reto logístico que un reto para un estadista.

Me parece que el Ministerio de Vivienda está mal concebido y que a Vargas Lleras debería dársele una especie de Superministerio que haga mucho más que construir viviendas; que tenga la función de construir comunidades auto sostenibles. Hay que recordar que la transformación social precede la transformación productiva.

Construir comunidades autosostenibles implica construir viviendas pero va mucho más allá. Implica emprendimientos y empleo suficiente para los habitantes de estas comunidades, escuelas, talleres, fábricas, hospitales y en fin todos los elementos necesarios para gestar un foco social, capaz de aportarle al país. De hecho son comunidades planeadas con los más altos estándares de urbanismo.

Un Superministerio sería lo adecuado porque para crear este tipo de comunidades, se necesitaría una coordinación interinstitucional, que incluso va más allá e involucra al sector privado y a la academia.

Por ejemplo, que desde la planeación misma se diga que va a tener una fábrica de uniformes para dos mil empleados, quince guarderías, un instituto tecnológico, un colegio con bachillerato industrial, veinte tiendas, un centro comercial, y así sucesivamente.

¿Quién pone qué? La capacitación requerida la pondría el Sena, las tiendas podrían ser parte del programa Destapa tu Futuro de Bavaria, el instituto tecnológico correría por cuenta de alguno exitoso y ya existente, quien pondría las vías, los créditos blandos, el acompañamiento permanente para los emprendedores, y así sucesivamente. De esto hablo doctor Vargas Lleras, de construir país, de construir futuro, y usted sería la persona ideal para echar a andar iniciativas estatales de este calado.

El enfoque de vivienda, termina teniendo un enorme costo de oportunidad para el país. Y aunque es claro que algo de lo que se plantea con la idea de las comunidades autosostenibles se daría por generación espontanea, también es claro que sería un proceso desordenado y caótico que no produce los cambios requeridos para lograr la prosperidad.

Y bajo estos postulados, estas comunidades no planeadas podrían convertirse en focos de delincuencia y perpetuadores de los ciclos de pobreza.

Démosle a los más pobres no una solución de vivienda sino una solución de vida, una solución integral. Considero que este es el verdadero reto. Una solución que no transforma, equivale a arar en el mar. Tal vez es un poco tarde para los inicios, que tienen ya un plazo perentorio, pero si puede hacerse para una segunda fase.

No podemos seguir conformándonos con el mínimo, con las soluciones tipo curita Band Aid. Los grandes retos de la humanidad, incluida la pobreza, demandan la capacidad de pensar en grande y de ejecutar proyectos ambiciosos con soluciones reales. Vargas Lleras ha demostrado que puede hacer ambas cosas, y Santos lo apoya, ¿entonces por qué no?

La idea a muchos podría parecerles utópica y foránea, pero no lo es. De hecho en Colombia ya hay caminando proyectos de este tipo bajo la batuta de la empresa privada. Se puede tomar de estas iniciativas las lecciones aprendidas y las mejores prácticas, para que las comunidades auto sostenibles cumplan sus propósitos de la manera más eficiente.

Aprovechemos la oportunidad para resolver la mayoría de los problemas de los más pobres: educación, salud, empleo, y por supuesto vivienda. Las comunidades autosostenibles deberían ser la espada de Damocles que permita romper el ciclo y la cultura de la pobreza en que han permanecido atrapados por generaciones millones de nuestros compatriotas.

Hagamos el mejor uso de los recursos y de las oportunidades que se nos están dando porque no sabemos cuánto durarán. El buen momento que entre comillas está atravesando el país, puede servirnos para colocar cimientos sólidos sobre los cuales construir un país próspero, o para seguir repartiendo curitas.