Diplomacia esquizofrénica

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



El exceso de susceptibilidad muchas veces conduce a que nos molestemos por cosas insignificantes, que deberíamos haber ignorado.

Y conocido el lado flaco, habrá quien se aproveche para amargarnos la vida.

Nuestra Cancillería se salió de las casillas por un homenaje que unos particulares le rindieron a Tirofijo, y manifestó su rechazo por medio de un comunicado que fue ampliamente difundido.

Considero que fue una reacción exagerada, y que le dio demasiada importancia a un acto que de otra manera hubiera pasado desapercibido. Pensaría uno que la Cancillería tiene asuntos más importantes de que ocuparse.

Entre otras cosas, parte de la habilidad diplomática consiste en saber voltear la arepa. Por ejemplo, si había que decir algo, se ha podido decir algo como, que la muerte en la clandestinidad de Tirofijo, después de más de cincuenta años de terrorismo, demuestra lo estéril de vivir del delito, y que homenajearlo sirve para recordar a los que aún insisten en el camino equivocado, que Tirofijo es el único de los líderes guerrilleros que ha muerto de muerte natural; todos los otros han muerto en su ley. De paso, agradecerles a los organizadores del homenaje la oportunidad para la reflexión.

Por más que la mayoría de los colombianos rechacemos a las Farc y sus similares, tenemos que ser conscientes de que hay personas y gobiernos que sienten diferente. Nadie es monedita de oro.

Ejemplos de esta dualidad abundan. Alguna vez mencioné, que el pirata Drake de los españoles, era simultáneamente noble y héroe para los ingleses. En Colombia, el delincuente Pablo Escobar, era el amigo, y hasta el santo, de los pobres.

Sin apasionamientos, se puede decir que esta dualidad es natural en casi todas las actuaciones humanas. Es difícil pensar que haya alguien totalmente malo, y que todo lo que haga es malo; maldad pura.

Pablo Escobar, malo entre los malos, y capaz de volar un avión lleno de pasajeros sin remordimientos, probablemente era buen padre, buen esposo y buen hijo. Además, utilizó parte de su mal habida fortuna para "favorecer" a algunos pobres.

Algo similar sucede con las Farc. No podemos olvidar que en aquellas zonas en donde históricamente el Estado no tuvo presencia, las Farc se convirtieron en un Estado de facto; es decir, dieron empleo, aplicaron justicia, y cosas por el estilo.

Es decir, han sido benefactores de unos poquitos, y es lógico que estos poquitos sientan agradecimiento y lealtad hacia ellos.

Teniendo en cuenta lo dicho anteriormente, se puede entender por qué algunas personas, e incluso algunos gobiernos vecinos, dudan a la hora de calificar a las Farc como terroristas. Asimismo, la dualidad "justifica" la colaboración que tanto particulares como gobiernos le prestan a las Farc.

Adicionalmente, el sistema de valores y creencias influye tremendamente en la formación de nuestras opiniones y acciones. Es natural que un gobierno que se autoproclama socialista, que quiere exportar su revolución a otros países, que llama oligarquía a los gobernantes del país vecino, se meta a la cama con las Farc, su media naranja, aunque sea una relación prohibida y clandestina.

Tampoco debe sorprender que otros países, que andan también en la onda del socialismo retardatario, sientan una simpatía y afinidad natural con las Farc. Están en lo mismo, y persiguen los mismos objetivos, aunque difieran en los métodos.

Hay una segunda tesis con respecto al homenaje, y consiste en que los tales particulares venezolanos no eran precisamente particulares, lo cual explicaría la reacción de nuestra Cancillería. Si este es el caso, preocupémonos porque esto implica que construir buenas relaciones con el país vecino, nos ha llevado a la esquizofrenia diplomática; o sea, una diplomacia construida sobre mentiras y apariencias que nos coloca permanentemente en el escenario surrealista de tener que hablarle al loro de la jaula para que entienda el marido infiel.

Por otro lado, de ser cierto el segundo escenario, estaríamos realmente frente a una relación muy frágil con Venezuela, que puede colapsar sin avisar y por motivos nimios. Está demostrado que los asomos de verdad descomponen a Chávez y lo vuelven errático.

El pragmatismo puede justificar un matrimonio de apariencias. Sin embargo, el peligro omnipresente es que a fuerza de vivir una mentira, terminemos por creérnosla, y entonces, pailas.