La tauromaquia

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Escrito por:

Tuto Santos Araújo

Tuto Santos Araújo

Columna: La Columna de Tuto

e-mail: tutinoaugusto@yahoo.es



Si las corridas de toro son arte, todos los colombianos somos astronautas. En efecto ese cuento de que la tauromaquia es arte, es algo falaz, sin sentido, porque francamente, qué puede ser arte torturar al toro para después asesinarlo en forma lenta y espeluznante, todo ensangrentado y con un público ansioso de verlo sufrir.

Quienes defienden estas corridas, heredadas de la invasión española y estas a su vez supongo del circo romano, alegan que los toros- que son las víctimas de tan infame juego criminal- nacen y son preparados para eso y que el matador y su novilladas de picadores, en su estilo hacen arte. Vaya posición.

En España, pero concretamente en Cataluña, se cerró la conocida plaza de Barcelona; en otros países como Portugal, no se prohibieron las corridas, pero si se prohibió dar muerte al toro.

La verdad es que el alcalde de la capital, Dr. Petro colocó el debate sobre la mesa. Ya el gobernador de Antioquia, Dr. Fajardo expresó y se comprometió que las corridas no contarán con el respaldo económico de la Administración.

Desde luego, no podemos desconocer que el toreo es una tradición de siglos. En muchos municipios de Cundinamarca es más fácil encontrar una plaza de toros -pequeña- que una cancha de fútbol.

En la Costa, las corralejas, sobre todo en municipios sabaneros, hacen parte de nuestro inventario cultural, así como las corridas en diferentes departamentos como Tolima, Antioquia y Caldas. Que las ferias continúen, pero sin dar muerte al toro. Lo que se debe es humanizar-palabra de moda en nuestra patria- estos eventos.

Que ricos y poderosos festejen semejante acto bárbaro, vaya y venga, pero lo que si es desconcertante es que reconocidos intelectuales e investigadores sociales alaben este tipo de eventos, aduciendo vuelvo y repito que es arte. Pero como dice un famoso refrán, "Los animales son de Dios y la bestialidad es humana."

Mi ñapa. A mis amables lectores recomiendo leer dos grandes libros: El ruido de las cosas al caer, del escritor colombiano Juan Gabriel Vásquez, premio Alfaguara 2011 y La luz difícil del también colombiano, Tomás González.

En la primera novela se narra, el tema del narcotráfico que indirectamente tocó a jóvenes colombianos de finales de los ochenta. La segunda novela narra el dolor de un padre que nos cuenta cómo su hijo decidió morir antes de seguir sufriendo, víctima de un accidente automovilístico.