¡Roy, salve usted la Patria!

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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



Una de las leyes de Murphy reza que toda situación por mala que sea es susceptible de empeorar, y ya cuando creíamos que la espiral de caos y desgobierno de este gobierno había llegado a su punto más bajo, Petro vuelve a asaltar nuestra capacidad de asombro, y hace un remezón ministerial que tiene a los mercados asustados, y a todo el mundo dicho sea de paso.

En este gobierno la cuota de sensatez corría por cuenta de Ocampo y Cecilia López, y Petro decidió quemar esas naves.  La sensatez en medio del activismo del presidente y del gabinete es tomada como una amenaza y una declaración de guerra.

La desgracia de los países institucionalmente débiles, como Colombia, es que quienes gobiernan o hacen parte del gobierno es lo que define la credibilidad tanto del gobierno como de sus políticas.  En democracias maduras, las personas pasan a un segundo plano porque la credibilidad se deriva de las instituciones, es institucional.

Era claro que un discurso sin asidero en la realidad iba a encontrar muchos obstáculos para ser implementado.  Petro no tiene un escenario Hugo Chávez o Evo Morales o Lula en sus pasados gobiernos, quienes contaron con un boom de las materias primas a su favor, el cual usaron para crear la ilusión de que habían logrado cambios estructurales que habían sacado a millones de la pobreza.  Los recursos del buen momento se desperdiciaron en asistencialismo insostenible y por eso al acabarse el boom, los que supuestamente habían salido de la pobreza volvieron a caer en ella.  Un retroceso de más de una década de supuestos logros sociales.

A diferencia Petro encontró un país con muchos problemas pero que iba bien encaminado, y decidió levantar a escobazos a la gallina de los huevos de oro.  En vez de tratar de crear y navegar un boom de alguna cosa, se ha dedicado a pauperizar y atacar los sectores de la economía que tienen esas posibilidades a cambio de sueños.  No creo que tenga un plan sensato.  Creo que su único plan es que el mundo lo reconozca como líder mundial en ambientalismo y así mágicamente nos caigan recursos del cielo, suficientes para sacar a todo el mundo de la pobreza.

Uno sabe que el país anda muy mal cuando uno comienza a ver a Roy Barreras con otros ojos.  Lo ve aplomado, sensato, serio y hasta con pinta de estadista; a punto tal que le provoca a uno gritar: ¡Roy, salve usted la Patria!  Pero la experiencia lo contradice a uno y entonces no hay nada que hacer.

Estamos viviendo lo que puede ofrecer una persona que tiene serios trastornos mentales y de personalidad como Petro.  Emberracado porque no ha podido salirse con las suyas decidió quemar al país cual Nerón.  No podemos olvidar que la piromanía es lo de él.  En el pasado su grupo quemó la Corte Suprema y a mucha gente; pareciera que ahora Petro vino a terminar el trabajo.   

Si algo no cambia, Petro va a fracasar producto de sus alucinaciones y su terquedad.  No es cierto que tenga un mandato popular.  Ganó en segunda vuelta con unos poquitos votos y donde hubo un enorme abstencionismo.  Si fuera cierto que el país quiere las ideas de Petro, hubiera ganado en primera vuelta con una diferencia de millones de votos y con bajo abstencionismo. Una victoria abrumadora.

Además, debe abrazar el pragmatismo porque, aunque uno puede reconocer que sus intenciones son buenas y las compartimos todos, sus ideas son pésimas, retrógradas, ya fracasadas y por demás en un país que no es rico.  Si Petro persiste en su agenda ideológica, Colombia pasará de distribuir pobreza a distribuir miseria y tocará salir a pedir limosna en otros países.