¿Y la economía qué?

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El Pájaro de Perogrullo

El Pájaro de Perogrullo

Columna: Opinión

e-mail: jplievano@outlook.com



Entre tantos proyectos de ley que cursan en el Congreso, el plan nacional de desarrollo, la reforma pensional, la reforma laboral y la reforma a la salud, estamos olvidando a la economía y lo que se necesita para fortalecerla. Una economía con crecimiento robusto es la señal inequívoca de que las cosas se están haciendo bien. Una economía con un crecimiento magro, o decrecimiento, es todo lo contrario. Las perspectivas para 2023 son desafortunadas.

El crecimiento del PIB se estima, según los expertos, en menos del 1%. El Banco de la República, de manera seria y adecuada, subió las tasas de interés para poder contener la demanda y enfriar la economía. No obstante, la inflación sigue robusta en un 13,3% anual a marzo, aun cuando parece estar en su pico, por lo que debería empezar a ceder y a decrecer la tasa de interés. El consumo de los hogares ha mermado por los mayores precios y tasas y, sobre todo, por la reducción de la confianza.

La tasa de desempleo sigue a niveles de dos dígitos en el 11,4% para febrero y se espera sea del 11.1% para el 2023. La conclusión es que no se ha generado, ni se generará, el empleo necesario para tener tasas de desempleo de un dígito. Igualmente, existe una mayor percepción de riesgo país por el orden público, la polarización y la perceptiva negativa de los impactos fiscales de las reformas. En este aspecto, aun cuando se ha reducido el déficit fiscal, los esfuerzos no son suficientes. Deberíamos tener una mayor conciencia fiscal, pagando deuda y reduciendo gastos y subsidios, para así bajar el riesgo país e incluso la inflación.

Claramente, existe una desaceleración de la economía, que tiene sus raíces en componentes nacionales e internacionales. La economía mundial no anda bien, lo cual afecta a la economía colombiana. No obstante, en Colombia, en lugar de hacer reformas que moderen los impactos, estamos haciendo todo lo contrario. Hay que seguir insistiendo en el fortalecimiento de la empresa, como eje fundamental de la generación de riqueza y empleo, generando confianza y condiciones de estabilidad para invertir y pensar en el largo plazo. Las reformas no lo hacen. El PND no se enfoca adecuadamente en la empresa y el empleo. La reforma laboral no es una reforma generadora de empleo.

La reforma pensional podría generar un costo fiscal superior y significar un desahorro en perjuicio del crecimiento económico. Según los expertos, el efecto combinado de las reformas implicaría la pérdida de entre 1-1,5 puntos porcentuales del PIB por varios años, el aumento de la tasa de desempleo, incluso a tasas del 14%, y el aumento del déficit fiscal en más de 2,5 puntos porcentuales del PIB. La reforma a la salud plantea un revolcón, especialmente en el uso de los recursos y la estatización de los servicios, lo que podría terminar en altos costos fiscales y una degradación del servicio. Hay consenso de que se deben hacer las reformas, pero, si son malas, es decir generan un mayor déficit fiscal, no crean empresa y empleo, no contribuyen a mejorar los servicios e implican un mayor gasto y desahorro, es mejor no hacerlas.