El club de los chapulines colorados

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



El buen estratega se caracteriza por su capacidad analítica primordialmente para entender el contexto, las variables que lo determinan y su poder para incidir efectivamente en las variables y así avanzar su posición.   El mal estratega se caracteriza por lo opuesto.

Si el mal estratega es también mal político, tenemos la receta perfecta para el desastre.  Macrón y Lula recientemente dieron pasos en falso intentando jugar el juego geopolítico a su manera sin tener esa capacidad.

Macrón ha sido un líder conflictivo y por momentos errático.  Francia es parte del G7 y la única potencia nuclear de la Unión Europea, y por esto Macrón siente que Francia debe jugar un papel protagónico en el orden multipolar por el que aboga.  Se siente llamado a ser un Charles De Gaulle, sin entender que Francia no es lo que fue y carece del musculo militar y económico para liderar.  No le gustaba Trump y le ha ido peor con Biden.  Perdió un contrato de más de 56 billones de dólares para construir submarinos nucleares, y siente que los Estados Unidos no se meterán a fondo a defender Europa por medio de la OTAN en un conflicto bélico.  Para añadir insulto al daño, la iniciativa IRA aprobada por Biden es mirada como una verdadera amenaza para la industria europea.

En su intento de desmarcarse de los Estados Unidos, Macrón fue a China y ahí fue donde cometió errores que son propios de primíparos y no del que supuestamente es el líder más veterano de la Unión Europea.  Declaró que en el tema Taiwán, defender la isla no era parte de los intereses estratégicos de Europa.  Declaración torpe en un momento de alta tensión en esa zona de Asia.  Las reacciones y críticas le han llovido de todas partes.  Entre estas, los que cuestionan que si los intereses de los Estados Unidos y la Unión Europea no están alineados por qué los Estados Unidos debe echarse en los hombros la defensa de Ucrania.  Estados Unidos ha contribuido en lo militar y económico más que todos los países europeos combinados.  Ni que decir, que sin el poder militar de los Estados Unidos, la OTAN es un tigre de papel.  Quiere Macrón a su vez fungir de peace maker cuando en realidad no es, ni puede ser, neutral.  Esto a pesar de que Francia tiene uno de los tres mejores sistemas diplomáticos del mundo.

Por el lado de la parroquia, Lula las metió hasta el fondo.  Las declaraciones pro Putin con respecto a la agresión contra Ucrania cayeron muy mal, lo que se suma ya al frente común que hizo con Rusia y China en la ONU frente a la petición de investigar la explosión del gaseoducto que los rusos atribuyen a los Estados Unidos.  Fueron los únicos tres países que votaron así.  El viaje reciente a China, la propuesta de una moneda alternativa al dólar, y muchas otras evidencian que el antiamericanismo le está ganando la mano en desmedro de su pueblo.  La inversión directa de los Estados Unidos supera por mucho la de China, y Lula debe tener cuidado.  

Brasil no es lo que fue cuando Lula ocupó la presidencia en el pasado, y aunque ya no es considerado un país en vías de desarrollo, todavía está lejos del primer mundo y su estatura geopolítica está muy disminuida.  Por esto es irrisorio que Lula pretenda liderar temas mundiales sobre los cuales no tiene ninguna capacidad real de impacto.  Muchos le reclaman, que más bien se enfoque en el gallinero latinoamericano que es donde si puede hacer algo.  

Algo parecido nos sucede en Colombia con un Petro desubicado.  Mientras Petro se ocupa de los grandes problemas de la humanidad, parece que su esposa se ocupa de los del país. ¿Quién manda a quién?