Lecciones de la historia

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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



Actuar ya o comprar tiempo, es un dilema que esporádicamente enfrentan las naciones. Decidir acertadamente se convierte en vital cuando está de por medio la seguridad nacional, y el asunto en cuestión es la supervivencia misma de la nación.

Israel y sus aliados, confrontan hoy uno de estos dilemas con respecto a las ambiciones nucleares de Irán, y tal vez la historia puede ofrecernos lecciones valiosas, que pueden ayudarnos a contextualizar la situación presente.

En julio de 1588, Felipe II de España envió su poderosa Armada Española contra Isabel I de Inglaterra. España y Francia eran en ese entonces las grandes potencias del mundo, mientras que Inglaterra era una potencia de segundo nivel.

Sin embargo, la poderosa Armada Española sufrió una sorpresiva derrota a manos de los ingleses. Podría decirse que esta derrota militar fue el comienzo del prolongado declive del imperio español.

La confrontación era de tipo religioso, debido a que Felipe era católico e Isabel protestante, y Felipe se sentía llamado a ser el defensor de la fe católica en el mundo. Las intenciones de Felipe eran conocidas desde los setenta, pero Isabel consciente de su incapacidad militar para defenderse de los españoles, necesitaba tiempo para prepararse, y por tanto hizo hasta lo indecible para ser la mejor amiguis de Felipe.

Isabel entendió que el tiempo comprado debía utilizarse preparándose militarmente, y socavando el poderío económico de España para que cesará de ser una amenaza.

España era vulnerable en dos frentes. Por un lado, su poderío económico estaba fundamentado en las riquezas obtenidas en el Nuevo Mundo y transportadas en galeones; por otro lado, dependía de los recursos financieros que le proporcionaban los banqueros italianos.

La solución de Isabel fue darle carta blanca a su mejor capitán de navío, Sir Francis Drake, para que supuestamente a motu propio, saqueara o hundiera los galeones españoles repletos de marmaja, en tránsito a España. Sir Drake hizo un excelente trabajo.

Prontamente, Felipe sintió los efectos de esta estrategia, y se vio obligado a pedirles cada vez más dinero a los banqueros italianos, quienes al no estar seguros de que España seguiría recibiendo sus inagotables recursos del Nuevo Mundo, le subían cada vez más los intereses.

Cuando finalmente sucedió la confrontación militar en 1588, Inglaterra había tenido suficiente tiempo para prepararse militarmente y además, había diezmado significativamente las finanzas del Imperio Español.

Hoy, contrario a Inglaterra en el siglo 16, Israel tiene el tiempo en su contra, y de hecho está obligado a atacar y destruir el programa nuclear de Irán, antes de que pueda ser utilizado en su contra.

La aproximación indirecta de las sanciones económicas, que obviamente pretende sofocar financieramente al régimen iraní, necesitan de tiempo para operar efectivamente, y parece ser que esa ventana de tiempo no existe ya, puesto que según el informe de la comisión de energía atómica, Irán estaría a solo unos meses de lograr sus objetivos bélicos.

Uno defendería el derecho de Irán a obtener armas nucleares, si fuera, por decirlo de alguna manera, una nación civilizada, pero es claro, que su cruzada contra Occidente e Israel solo pueden conducirnos a una conflagración nuclear de proporciones nunca vistas.

El fundamentalismo islámico, inevitablemente nos conducirá tarde o temprano a un choque de civilizaciones, que inevitablemente se dará también en el campo militar. Para Occidente, es de la más alta relevancia escoger el tiempo y lugares más propicios para el enfrentamiento.

Siento yo, que los intereses de Israel y Occidente no están totalmente alineados, y esto está siendo aprovechado por Irán para salirse con las suyas.

Un mundo adicto al petróleo y que está tratando de recuperarse de la Gran Recesión, no quiere perturbaciones en el mercado y trata desesperadamente de comprar tiempo; pero por su lado Israel, puede estar a solo unos meses de poder asegurar su supervivencia física.

Si Israel no recibe algún tipo de garantía, es inevitable que lance un ataque en el 2012, y el mundo estará nuevamente en guerra. Sin embargo creo, que es mejor una guerra con armas convencionales, a una conflagración nuclear.

Este es el nudo gordiano que confrontamos hoy, y que no es claro cómo será resuelto. El mundo espera que prevalezca la sensatez en todas las partes, y que evitemos el derramamiento de sangre inocente.

Lo único claro es que o Irán debe detenerse, o debe ser detenido a cualquier precio. No hay más opciones.