La Perla de América necesita armonizarse con los dos diamantes del territorio

Columnas de Opinión
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Como ciudadanos, hace más de un mes nos sorprendimos con la publicación en la web de Parques Nacionales Naturales de Colombia del proyecto ‘Plan de Manejo de los Parques Tayrona y Sierra Nevada de Santa Marta’.

Quedamos aún más sorprendidos, luego de conocer que el documento se había construido desde hace más de tres años por Parques Nacionales junto al Consejo Territorial de Cabildos Indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta como autoridades públicas. Nada sabíamos sobre el particular. 

Para nosotros, legos en la materia, un Plan de Manejo orienta las acciones hacia el logro de los objetivos de conservación de cada área, instrumento dinámico que debe ser actualizado de acuerdo con las necesidades de las áreas y en las que se definirán las estrategias de corto, mediano y largo plazo.

No conocemos mucho de planes de manejo de territorios protegidos, pero sí de planeación y trabajo en equipo en procura del desarrollo de nuestra región. Es esencial la articulación y concertación para avanzar en grandes proyectos, así como en documentos de planificación del territorio con participación activa.

No entendemos como durante los tres años de construcción del Plan de estas áreas protegidas, Parques Nacionales, como entidad del orden nacional, no generó espacios con el Distrito, la Gobernación, Corpamag, propietarios, comunidades locales y gremios, para identificar los impactos económicos del documento.

No hubo espacios para recibir los aportes e identificar las problemáticas en un proceso participativo, así como la conexión con el proyecto del Plan de Ordenamiento Distrital, el Departamental, incluso el Plan de Ecoturismo del que pronto se iniciará su elaboración y el cual, en esta oportunidad, si se está abriendo espacios a los actores, escenarios que fueron negados para el Plan de Manejo.

Como territorio que no ha consolidado su verdadera vocación, los actores involucrados e interesados por los efectos de la regulación de estas áreas protegidas, en virtud del derecho de participación constitucional, deben tener un espacio propicio. No es un simple sentir particular, es un derecho reconocido por PNNC, ratificado en sus actos administrativos, como el Plan de Participación Ciudadana, en el que se define como esquema de participación la celebración de mesas de trabajo y ejercicios de discusión y concertación con comunidades, asociaciones, agremiaciones, veedurías y en general, la sociedad, para definir prioridades e impactos de la implementación de este tipo de documentos.

Aun así, no fuimos invitados a la construcción del Plan y sólo se abrieron de manera apresurada, socializaciones del documento proyectado, lo cual no se hubiese producido de no ser por el reclamo de Minambiente sobre la inminente aprobación de un Plan desarrollado bajo los criterios respetables de la cosmogonía y espiritualidad de las comunidades indígenas, junto con el criterio científico de PNNC, pero excluyendo la participación de otros actores, los cuales tenemos el derecho de expresar nuestros intereses, preocupaciones y posibles limitaciones, coadyuvando además, a la elaboración de un documento que responda a los fines esenciales del Estado y los entes territoriales, interesados en la conservación de las áreas dentro de la concepción del desarrollo sostenible.         .   

Realizar un foro sobre el tiempo para la socialización del Plan de Manejo no es suficiente para conceder el derecho de participación ciudadana (artículo 2° y 79 de la Constitución Política y artículo 47 del Decreto 2372 de 2010) frente a una decisión relevante para el territorio en materia económica, social, rural y ambiental.

No  entendemos como la Perla de América no puede involucrarse en la decisión de la conservación de dos de sus diamantes que la engalanan, que son sus dos ecosistemas necesarios para nuestra supervivencia como región, como área núcleo de reserva de la biósfera, pero también, influyentes para el desarrollo económico sostenible, para la construcción de una visión de turismo en el territorio, por lo que la participación colectiva no sólo se limita a escuchar y conocer lo propuesto, sino también a comunicar, intervenir e informar nuestros intereses frente a este proceso de planificación ambiental, oportunidad que no hemos tenido hasta el momento.

Lamentablemente, la socialización se realizó el mismo día del II Encuentro de la Cadena Turística del Caribe Colombiano, definitivamente debemos hablar en la misma mesa y ojalá el mismo idioma. Nuevamente como ciudadanos, reiteramos la invitación a Parques Nacionales para que antes de la aprobación del Plan de Manejo, se abran mesas técnicas, donde todos podamos participar.