Metroagua y Electricaribe. Dos empresas de servicios públicos distintos pero con el mismo fin verdadero. Para que lo entienda mejor apreciado lector: afectar al samario en el entendido de que prestan un servicio tan malo, tan indigno, tan bajo, que ya uno no sabe ni qué pensar.
La paciencia del samario se está acabando.
No hay un día en que la ciudadanía no se queje de los abusos, atropellos y humillaciones de estas flamantes compañías privadas que no le rinden cuentas a nadie. Recientemente mis paisanos quemaron llantas en diferentes barrios por los apagones a los que nos tienen acostumbrados sin previo aviso, Electricaribe.
Resultado de la llamada ola de las privatizaciones iniciadas en el gobierno neoliberal de Céssar Gaviria que bajo el pretexto de que las empresas públicas estaban carcomidas por la corrupción y de que eran ineficientes, se decidió liquidar muchos bienes del Estado al mejor postor, pero más con el ánimo de entregar todo lo público a manos de inversionistas extranjeros.
A la flamante Metroagua lo dirige un señor de apellido Londoño, quien cada mes sale por la radio a decirnos que se invierten miles de millones de pesos en restauración y no sé qué tantas cosas más, y cada mes como cosa rara alguna firma nacional le entrega dizque certificados de calidad.
Pero la realidad es otra: uno va a barrios como Pescaíto, el Obrero, Veinte de Julio, Manzanares, hasta en el mismo Centro y las aguas negras por doquier. En Bastidas, el Diecisiete de Diciembre, Ondas del Caribe, Santa Fe, el agua no llega. Las personas tienen que comprar el preciado líquido. ¡Claro que los recibos, sí que son cumplidos!
Electricaribe está tan mal que yo no sé ni cómo se llama el gerente, si es que tiene. Vaya empresa que quita la luz cuando quiere, a la hora que quiere y como quiere. Sin importarle si se dañan los electrodomésticos, si hay algún corto, etc. ¡Eso sí! como no cancelemos puntual, ya están subidos en los postes cortando el servicio.
Metroagua y Electricaribe. Dos empresas de servicios públicos distintos pero con el mismo fin verdadero: abusar, abusar y abusar de los usuarios hasta que se les dé la gana. Sin ninguna sensibilidad y responsabilidad social. ¿Cuándo será que algún ente de control, se encargará de meterle el diente a estas empresas cuyas utilidades no ven retribuidas los usuarios?