Intervencionismo de Estado: ¿Hasta dónde en la educación sexual?

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El Pájaro de Perogrullo

El Pájaro de Perogrullo

Columna: Opinión

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En los últimos días vimos a la ministra de Educación, Gina Parody, y al Procurador, Alejandro Ordóñez, en posiciones opuestas respecto a la edad en la cual se debe empezar a dar clases de educación sexual en los colegios.

 

Por un lado, Gina Parody, en su afán de generar impacto en su cartera, no solamente por el hecho de que se necesitan políticas públicas como esta, sino porque también el tema genera vitrina y votos, quiere que se les dé clases de educación sexual a los niños de preescolar y primaria. Esto sería educar a los niños para que, según ella lo dice, conozcan su cuerpo y respeten los de los demás y así evitar abusos sexuales.

Igualmente, agrega la funcionaria, que sería también para prevenir el embarazo adolescente. Por otro lado, el Procurador opina que es suficiente con que las clases de educación sexual se den en secundaria y en las universidades. Agrega el Procurador que dar clases de educación sexual a niños tan pequeños, podría generar una curiosidad que cause el efecto contrario al querido, de evitar embarazos adolescentes y prevenir el contagio de enfermedades de trasmisión sexual. Sin lugar a dudas el tema de la educación sexual a temprana edad merece un debate profundo de toda la sociedad. Y debe ser así porque claramente existen consecuencias que afectan a la sociedad como un todo, como son el abuso sexual de menores, el embarazo adolescente y el contagio de enfermedades de trasmisión sexual.

No obstante, el debate no debe limitarse solamente a estos tres asuntos, sino también al papel del Estado y de la familia en la educación sexual de los hijos. Y la pregunta es sencilla: ¿Quién debe realizar la educación sexual a temprana edad? ¿La familia o el Estado? Claramente no es un debate de fácil solución. Sin embargo, si dividimos los asuntos que merecen una política de Estado podríamos llegar a una solución razonable.

El primer asunto es el abuso sexual. No es lo mismo un niño de preescolar y primaria a uno secundaria. Normalmente, los niños entran a la secundaria a una edad de 12/13 años. A los 12/13 años los niños ya tienen conciencia de su cuerpo e, inclusive, de su propia personalidad. Son, como dirían, más personas, más conscientes de lo que es o no conveniente. Los menores de 12/13 años, por el contrario, son menos conscientes de sí mismos y por ello son más manipulables. Por ello, que unos terceros, en la secundaria, den cátedras de lo que es abuso sexual y la sexualidad en general sería manejable, entendible y de buen recibo. Lo contrario pasaría con los niños menores de 12/13 años.

Es decir, no sería conveniente que terceros profesores les expliquen a los niños menores de 12/13 años lo que es el abuso sexual y la sexualidad, para que entiendan que su cuerpo es propio y que lo deben hacer respetar. Esta es una labor que a temprana edad se debe realizar por parte de la familia. La política de Estado debe entonces ir dirigida a educar a los padres para que ellos a su vez eduquen a sus hijos y prevengan el abuso sexual. Los padres educarían a sus hijos, sin intervención de terceros, en aspectos de prevención del abuso sexual como son el respeto al cuerpo, el amor, la formación de un hogar y el diálogo y comunicación con los padres. Por otro lado, respecto al embarazo adolescente y las enfermedades de trasmisión sexual, conforme a que el deseo sexual se empieza a manifestar realmente en la adolescencia, es decir de los 12/13 años en adelante, sí sería adecuado que el Estado intervenga para que en la secundaria, a través de terceros profesores, se den clases de educación sexual que prevengan la ocurrencia de embarazos de adolescentes y el contagio de enfermedades sexuales.

Tercio extra: Es lamentable que la ministra Parody descalifique a su interlocutor con calificativos de que su posición es “regresar a la época del medioevo” en lugar de debatir las ideas, la conveniencia de la política de Estado propuesta y el rol del Estado y la familia.

Por El Pájaro de Perogrullo
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