¿Constituyente si o no y para qué?

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El Pájaro de Perogrullo

El Pájaro de Perogrullo

Columna: Opinión

e-mail: jplievano@outlook.com



Ahora que está tan de moda hablar de una Constituyente conveniente reflexionar si es adecuado hacerla o no y para qué. No pienso que sea adecuada para refrendar los acuerdos que se desprendan de La Habana. Para ello sería más adecuado un referendo, donde el pueblo se pronuncie sobre lo acordado.

La gran mayoría de los colombianos, si aun no lo sabe el Gobierno y el Fiscal, no queremos Constituyentes para refundar la Nación por la presión de 10 000 antisociales. Además, estos escenarios terminan siendo inocuos y desestabilizadores en los procesos de Paz. De hecho, cuando era estudiante de derecho demandamos por inconstitucionalidad el decreto que permitió la convocatoria de la Asamblea Nacional Constituyente.

El argumento jurídico era básicamente que la carta política contenía su propia norma de modificación y que utilizar un mecanismo diverso atentaba contra el Estado de Derecho. Se consideraba que la solución de la crisis no estaba en redactar de manera total la carta, sino amoldarla en la medida que fuere necesario y de manera gradual como lo ha hecho EEUU.

Particularmente era falaz el argumento y excusa que dio pie a la Constituyente de que las instituciones habían perdido eficacia para contrarrestar los problemas de orden público y era necesaria para hacer la Paz. No obstante, el clamor popular, las reformas constitucionales y asambleas constituyentes fracasadas, la crisis política, la incapacidad del establecimiento de reformarse y el ímpetu juvenil del rimbombante movimiento estudiantil "Todavía Podemos Salvar a Colombia", capturado por un profesor con ambiciones políticas, hicieron posible la Asamblea Constituyente.

Era tal el fervor y el unísono político en el punto que las palabras de gentes que indicaban que la constituyente en esa forma era ilegal y un salto al vacío, como ahora lo dicen, eran cantos de sirenas para sordos.
Para la Corte, el decreto, desatendiendo la literalidad de la Constitución, era válido por cuanto promovía la participación del constituyente primario. Y la constituyente se hizo. Y revocó al Congreso. Y fue todo poderoso.

Introdujo toda suerte de instituciones e ideas de otras latitudes, que han resultado ser algunas positivas y algunas otras inmanejables y desborradas para la realidad colombiana, conforme a que exacerbaron el clientelismo y los derechos sin límite de las minorías y grupillos de interés en contravía del bien común.

Lo cierto es que se barajó el naipe institucional con el pretexto de la Paz y de salvar a Colombia y a la fecha nada que tenemos Paz y no se ha salvado Colombia. Entonces ¿para qué una Constituyente es este momento? ¿Acaso una Constituyente es necesaria para la Paz y para salvar al país? No. La Constituyente del 91 nada salvó, de la Paz nada y en si nada arregló.

Los colombianos somos iguales antes y después de la Constituyente del 91, con instituciones más modernas y empoderadas, pero que nos quedan grandes, son mal utilizadas y generan inseguridad e inestabilidad jurídica. La crisis institucional es más profunda que en el 91.

Las Farc siguen delinquiendo. Ahora, sin embargo, y gracias a que la Constitución si tiene como mecanismo de reforma una Constituyente, sería conveniente hacerla, pero limitada, no para refundar la Nación, como querían las Farc en el 91 y lo quieren ahora, sino para corregir lo que quedó mal en la Constitución del 91 y que el establecimiento, especialmente el judicial, no quiere reformar: la Justicia.

Hagamos una Constituyente limitada que la reforme, que revoque a las altas Cortes y a la Fiscalía, y que lo nuevo tenga legitimidad por la utilización de este mecanismo popular.