En aquel tiempo, entró Jesús en un poblado, y una mujer, llamada Marta, lo recibió en su casa.
El Señor le respondió: "Marta, Marta, muchas cosas te preocupan y te inquietan, siendo así que una sola es necesaria. María escogió la mejor parte y nadie se la quitará".
Reflexión: El problema que se nos propone hoy no es escoger entre la oración o la acción, sino encontrar un verdadero equilibrio entre las dos. Ese equilibrio solo lo hallaremos teniendo en cuenta que la eficacia en la acción es la constancia en la oración.