Gaviria, Samper y Pastrana

Columnas de Opinión
Tamaño Letra
  • Smaller Small Medium Big Bigger

Escrito por:

Jacobo Solano Cerchiaro

Jacobo Solano Cerchiaro

Columna: Opinión

e-mail: jacobosolanoc@hotmail.com

Twitter: @JacoboSolanoC



Con el lanzamiento del libro Memorias olvidadas de Andrés Pastrana, se armó un terremoto político, protagonizado por 3 expresidentes, que nunca debieron habitar la Casa de Nariño, politiqueros e incapaces, llegaron por diferentes circunstancias, ajenas sus méritos, a sus mandatos se debe que Colombia esté hoy, prostrada en salud, atraso en infraestructura y envuelta en una espiral de violencia.

Cesar Gaviria, su gran virtud fue suceder a Galán después del magnicidio, por imposición, en el mismo Cementerio Central, de su hijo Juan Manuel. Gaviria no tenía trayectoria política, ni conocimiento suficiente para llegar a la presidencia. En su cuatrienio, transcurrieron todos los horrores con Pablo Escobar y, él y su Ministro de Defensa, Rafael Pardo, prácticamente le entregaron el estado al capo y después se aliaron con el cartel de Cali para asesinarlo; la apertura económica, que acabó con el campo colombiano; privatizó los puertos y vinieron los apagones, que con el decreto 700 abrió las puertas de la generación eléctrica a inversionistas privados, lo que ocasionó la quiebra de electrificadoras regionales; otra perla de Gaviria fue la Ley 100 de 1993,la cual creó las EPS para enriquecer las arcas privadas y tiene a la salud sumida en una profunda crisis. Ernesto Samper, un Berlusconi criollo, que promovió el disque salto social, nunca tuvo gobernabilidad y su campaña fue financiada por la mafia; en ese gobierno el narcotráfico demostró que podía penetrar todas las esferas de orden nacional; los grupos paramilitares comenzaron a organizarse y el desempleo llegó a la cifra record de 25%; numerosos escándalos de corrupción con sus ministros, el recordado miti-miti. Si en Colombia existiera la justicia, hoy, estaría preso por aliarse con narcos y no opinando de la problemática nacional. Andrés Pastrana, llegó a la presidencia con el impulso de ser hijo de expresidente y por el abrazo con Tirofijo, que ilusionó al país con la paz, pero terminó en el peor desastre institucional, el Caguán, donde la guerrilla creó su propio estado e hizo y deshizo, con la complicidad de este delfín, que no tuvo otra que romper los diálogos luego de muchas vacilaciones; la economía entró en recesión; los paramilitares se desbordaron; se presentaron los casos de Dragacol y Chambacú; en fin, un gobierno para olvidar. Lo inaudito es la forma en que se atacan entre ellos, al fin y al cabo, ninguno tiene autoridad para criticar al otro, todos fueron inferiores a las expectativas de un país que confió en ellos. Su enfrentamiento, no es más que una pelea de egos subidos, que salieron a flote con un libro que deja muchos interrogantes, que deberían ser aclarados por la fiscalía, en vez de someter al pueblo a esta pelea de comadres que mucho daño le hace a la política nacional. Y para rematar, aparece Santos, quien se está matando con Uribe, a pedir cordura y deponer odios y rencores. ¡Por favor!