Nairo Quintana

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Gustavo Hernández López

Gustavo Hernández López

Columna: Opinión

e-mail: gusherlo@hotmail.com



Este nombre y este apellido para la gran mayoría de la gente ni le iba ni le venía, le era totalmente indiferente o ni siquiera le llamaba la atención.

Solamente aquellos que son deportistas o han practicado algún deporte o conocen de ciclismo y se interesan obviamente por el mismo o quienes tratan de enterarse de las noticias deportivas sabían lo que hoy por hoy significaba para Colombia, Latinoamérica y el Mundo este humilde pero descomunal campesino boyacense. Más a partir de su magnífica performance en el Tour de Francia, está en la boca y en la mente de todos los colombianos y reconocido por la órbita del pedalismo mundial.

Forma parte de un equipo europeo de ciclismo Movistar Team, el cual tuvo participación en el Tour de Francia. Era al comenzar la más importante prueba de ciclismo de ruta, un gregario del líder de su grupo el español Alejandro Valverde.

Se constituyó en su principal coequipero, para ayudarlo o remolcarlo en las etapas de montaña. Pero precisamente en cuanto aparecieron en las carreteras francesas las inclinaciones con porcentajes superiores al 7%, cumplió su función pero el corredor hispano desfalleció, tuvo un mal día como suele suceder aun con las grandes figuras ciclísticas.

Fausto Coppi italiano, Bernard Hinault francés, Eddy Merckx belga, Jacques Anquetil francés, Greg Lemond estadounidense e iberos como Federico Bahamontes, Pedro Delgado y Miguel Indurain entre otros; del mismo modo han padecido esas crisis o pálidas como diría el técnico colombiano Raúl Mesa. Tan pronto como tuvo esa caída moral y física el capo Valverde, tomó el liderazgo contra viento y marea, porque a regañadientes les tocó dejarlo encabezar el team teléfonico.

Este joven ciclista para ir a su escuela secundaria, la cual quedaba en Arcabuco a 16 kilómetros de su casa ubicada en Cómbita Boyacá Colombia, tenía obligatoriamente que montar en su caballito de acero, por cuanto era la única manera de llegar al aula donde aprendió sus primeras letras. La topografía del trayecto le proporcionó desde muy niño su poder en sus piernas. Ascendía una subida de un 8% y así mismo el descenso como de montaña rusa, le facilitó adaptarse a las bajadas prolongadas y arriesgadas de estas vueltas europeas. Lo vimos bajando a más de 80 kilómetros por hora, codeándose con los más experimentados pedalistas en esta vuelta francesa y subiendo como Lucho quien en su época fue el mejor escalador del orbe. Pero ‘el jardinerito’ perdía tiempo en el descenso y en plano. Nairo incluso en contrarreloj se defiende con propiedad y destreza. Empero en esos tramos contra el cronómetro perdió cerca de cuatro minutos.

En la penúltima etapa, cuya meta culminaba en una empinada estrada alpina, se definía la montaña y el segundo lugar, como quiera que la camiseta de los novatos nadie dudaba de que era de nuestro ídolo Quintana.

Nairo se creció en las cuestas elevadas y en los puertos de categoría especial, mostrando sus condiciones como el mejor trepador del mundo en este momento, al igual que Lucho cuando corría en estas vueltas europeas. De esa manera se impuso en un final de infarto ante dos colosos ciclísticos que no son otros que el británico Cristian Froome y el español Prurito Rodríguez, primero y segundo en esta carrera de gran fondo.

Froome el inglés ganador del Tour, indudablemente el corredor en la actualidad más completo en pruebas de ruta por etapas, antes del último trecho montañoso en los Alpes europeos, manifestó que estaba convencido de que nuestro insuperable Nairo iba a quedar en el pódium. Ciertamente ni el mismo Alberto Contador vencedor del Tour, con ese palmarés en su cabeza, podía imaginarse que lo marginaría del segundo puesto, un colombiano, novato, que debutaba y que pocos creían que llegase tan lejos en estas disputas ciclísticas en Europa.

Sin parangón alguno, lo que ha hecho Nairo Quintana es histórico y memorable. Ha superado los logros de nuestros mejores ruteros colombianos, los cuales alcanzaron triunfos de envergadura en este mismo Tour: Fabio Parra fue tercero, Lucho y Mauricio Soler ganaron la montaña. Santiago Botero se clasificó cuarto y la camiseta de pepas rojas también la obtuvo. Pero Nairo subió al pódium como segundo, superando a los mejores entre los mejores.

Le dieron el premio al novato número uno con su camiseta blanca y fue el nuevo escarabajo consagrado en los Pirineos y en los Alpes. En la historia del Tour no ha habido otro que haya subido al pódium tres veces y más aun siendo su primera intervención.

Que triunfo tan emocionante y tan extraordinario el que nos ha proporcionado Nairo en Francia, cuando estábamos conmemorando el 20 de Julio día de nuestra Independencia. Se ha destacado por su palpable sencillez, por su espíritu de sacrificio, por su férrea disciplina, por su firme coraje, por sus ganas de ser grande, por su sentido de responsabilidad y por su malicia indígena que se notaba hasta en sus parcas declaraciones. Como él mismo ha dicho tendremos Nairo para largo rato.