Nelson Mandela

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Gustavo Hernández López

Gustavo Hernández López

Columna: Opinión

e-mail: gusherlo@hotmail.com



No cabe la menor duda de que no ha habido, ni hay y en el inmediato futuro al menos no aparece en el escenario político, un líder africano, que pueda emular o ponerse al lado de Nelson Mandela.

Es tal su prestigio e influencia y respeto, que aún en su lecho de enfermo, por causa de una crítica afección respiratoria, Sudáfrica y el mundo ha estado pendiente de su estado de salud. Es apenas normal el amor que siente su pueblo sudafricano por él, dado que el artífice o quien creó u originó el camino de la extinción de la segregación racial en su país no es otro que ese excelso dirigente y defensor de las ideas de libertad e igualdad.

El presidente Obama acaba de declarar con motivo de su visita a Sudáfrica, donde hubiera querido visitarlo en el hospital, pero los galenos no lo permitieron de que "Mandela es su gran héroe y su ejemplo".

Pero el mismo Mandela refleja en una de sus frases célebres lo que él ha sido y significado para el continente africano y para todo el orbe cuando expresó "Los verdaderos líderes deben estar dispuestos a sacrificarlo todo por la libertad de su pueblo".

Igualmente su muerte que está para sucederse, a pesar de los esfuerzos médicos, merece tan pronto como se produzca no solo los honores que bien se ha ganado, sino que servirá, para poner de presente y resaltar su pensamiento acerca de lo que es el fenecimiento humano. Dice Mandela: "La muerte es algo inevitable. Cuando un hombre ha hecho lo que él considera como su deber para con su pueblo y su país, puede descansar en paz. Creo que he hecho ese esfuerzo y por lo tanto dormiré por toda la eternidad".

Su meta, su obsesión y su pasión siempre fueron una sociedad democrática, pluralista e igualitaria, en la cual participaran blancos y negros, es decir un nuevo espectro democrático, para todos. Incluyente y no excluyente. Oportunidad para todos, servicio para todos, gobierno para todos, como el hacedor de lluvias, esto es que cae para todos. Un Estado multirracial y con justicia social.

Felizmente para él, para Sudáfrica y desde luego para todos los continentes, sus ideas y sus propósitos se materializaron. Pero para llegar a ello padeció todas las injusticias, humillaciones, oprobios y sufrimientos. Sin embargo en su mente jamás tuvo el ánimo de venganza, pese a que había justificación para el odio y la amargura, pues se alcanzó verdaderamente a padecer una situación dramática de persecución sin piedad contra los negros, quienes tenían una capacidad disminuida al máximo, de ciudadanos de segundo grado, que obviamente daba lugar a un punto de no retorno.

No quiso ser jefe de tribu, prefirió estudiar y terminar abogacía en 1942. En 1944 ingresó al movimiento denominado Congreso Nacional Africano CNA, cuyo objetivo era luchar contra el apartheid. Se constituyó en el líder de la juventud CNA. Hizo ver la necesidad de una África nacionalista, antirracista y antiimperialista. Inspirado en Gandhi, su método de lucha no podía ser sino pacifista y de no violencia.

En 1948 el partido nacional totalmente segregacionista, alcanza el poder político y por consiguiente institucionaliza el régimen del apartheid. Mandela organiza campañas de desobediencia civil, contra las leyes de segregación. En 1952 se puso al frente de la oposición contra el gobierno y por ello se le confina en Johannesburgo. Son detenidos más de 8000 sudafricanos. En 1955, cumplida su condena, nuevamente reaparece públicamente y promueve la carta de la libertad en la que se plasmaba su criterio democrático y de igualdad.

El gobierno racista se endurece y en 1956 retiene a la mayoría negra y lógicamente Mandela es apresado. Hay naturalmente manifestaciones de protesta y en 1961 Mandela es liberado por falta de pruebas. Durante este largo juicio se sucede la matanza de Sharpeville. La policía abrió fuego a unos manifestantes y hubo 60 muertos.

Viene una etapa de violencia, de represión. Entre tanto Mandela es elegido Secretario General del movimiento clandestino de acción nacional de toda África, que atacó instalaciones simbólicas. No atentaban contra vidas humanas.

En 1964 lo condenaron a cadena perpetua. Gracias a Gran Bretaña y Estados Unidos no lo ejecutaron. Empezó la presión internacional por su liberación y Winnie su esposa continuó la resistencia. Fueron 27 años encarcelado en penosas condiciones. Pero el gobierno le ofrecía libertad condicional, que nunca aceptó.

Finalmente Frederick De Klerk Presidente sudafricano libera a Mandela y promete desmontar la segregación y empieza con Mandela a la cabeza el proceso de democratización. Por eso esos dos políticos compartieron en 1993 el premio Nobel de la Paz.

En 1994 se elige al primer Presidente negro Mandela y como Vicepresidente a Leclerk. Ahí se puso en marcha la reconciliación nacional. Une a blancos y negros en el deporte y así en el rugby símbolo del apartheid, configura un equipo integrado por las dos razas irreconciliables y cambia el himno Boer por el himno sudafricano para todos. Esa es la nueva Sudáfrica, la Sudáfrica de Mandela.