Médicos escritores colombianos - 2

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Hernando Pacific Gnecco

Hernando Pacific Gnecco

Columna: Coloquios y Apostillas

e-mail: hernando_pacific@hotmail.com



Hace un año, el profesor Fernando Sánchez Torres reflexionaba acerca del corto inventario de médicos escritores y su legado escrito, que podría ser mucho más amplio. Coincide además con Somerset Maugham: los médicos se inclinan a escribir para plasmar sus vivencias represadas. “Todo médico está tocado de humanismo debido a su profesión”. Muchos más colegas deberían expresarse mediante las letras; una queja común es que escribimos poco.

Edmundo Rico, internista y psiquiatra, termina sus estudios de medicina en la Universidad Nacional a sus 20 años; lo graduaron cinco años más tarde. En ese interín va a París; allí estudió Psiquiatría. Acompaña un brillante ejercicio profesional con su vida de escritor; funda una revista científica y escribe para El Tiempo una columna, “Balanza del Caduceo”; combatió el psicoanálisis freudiano. Bastante irreverente, pasional de amores y odios y de pensamiento liberal en una época difícil, se dedica a la política; por temas científicos, se enfrentó con José Francisco Socarrás, otro importante psiquiatra de entonces. En varios libros relaciona personajes históricos con su profesión: Felipe II, Próspero Reverend y José Asunción Silva, además de otras obras científicas. Fue catedrático y presidente de la Academia Nacional de Medicina. El alcohol menoscabó su vida personal y profesional. Murió relativamente joven y sus restos reposan en su natal Sogamoso.

Conocí al profesor Juan Mendoza Vega durante mi especialización. Natural de Chinácota, elegante y distinguido, fue un eminente neurocirujano y profesor, respetado y admirado por todos. Médico, literato y columnista, magistrado del Tribunal de Ética Médica de prolongada trayectoria, profesor universitario, y miembro honorario de la Academia Nacional de Medicina, la cual presidió. Además, fue miembro de la Academia Colombiana de la Lengua. “Un intelectual puro, un académico de verdad”, al decir de José Félix Patiño. Algunas de sus obras: “Lecciones de historia de la medicina”, “Hacia una medicina más humana”, y dos poemarios: “Los mares interiores”, y “Segunda Bitácora”. La vida del maestro siempre deja tema pendiente.

El bumangués Fernando Serpa Flórez, otro académico, magistrado del Tribunal del Ética Médica y miembro de la Academia Nacional de Medicina, ejerció distintos cargos públicos en el sector salud; perteneció también a la Sociedad Colombiana de Historia de la Medicina y a la Sociedad Española de Médicos Escritores, entre otras congregaciones. Con reconocimientos y condecoraciones por montones, se vinculó con los principales diarios nacionales; participó además en los comités de redacción de varias revistas médicas importantes. Una de sus obras más interesantes fue “Médicos, medicina e historia”, en el que distintos tópicos de personajes disímiles y eventos importantes de la historia son abordados por el autor.

Fui alumno transitorio de José Félix Patiño, otro eminente profesional de trayectoria refulgente. Cirujano cardiovascular, como rector de la Universidad Nacional, modernizó su estructura; inició la construcción del auditorio León de Greiff y la biblioteca central. Como ministro de salud promovió el uso de medicamentos genéricos. Profesor en el Hospital de la Samaritana, fue cofundador de la Fundación Santa Fe. Su dedicación a los estudios de la medicina no impidió su actividad como escritor de importantes textos académicos y del arte. La biografía de María Callas quedó plasmada en “Pensar en la medicina”; fue su obra literaria destacada, sin que se quede atrás “Vida y reflexiones de un cirujano. Memorias conversadas”. Terminó su vida académica en la Universidad de los Andes.

Efraím Otero Ruiz, bartolino y javeriano, se destacó como endocrinólogo, profesor, historiador y poeta. Llegó, como muchos profesionales brillantes a ocupar un puesto en la Academia Nacional de Medicina y en el Tribunal de Ética Médica. Sapiente de la física nuclear, fue consultor en Medicina Nuclear de la Comisión de Energía Atómica del los Estados Unidos (USAEC). Era el ministro de salud cuando ocurrió la tragedia de Armero. Realizó numerosas publicaciones científicas y recibió múltiples reconocimientos de importantes universidades del mundo. Entre sus libros aparecen “Ciencia y tecnología en la época bolivariana”, “Los versos melánicos”, y “Cuasi una fantasía. Cuentos y relatos”.