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Problemática de los niños de La Guajira: un asunto de todos

Columnas de Opinión
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Hace un año fui elegida como Congresista, pero también soy madre de familia, razón por la que no puedo ser indiferente ante la situación que está viviendo la niñez de la etnia Wayúu del departamento de La Guajira, donde más de 37 mil niños indígenas están sufriendo de desnutrición y alrededor de 14 mil han muerto por hambre y sed.
Manifiesto gran preocupación por esta crisis humanitaria que está viviendo la niñez de la Guajira, por lo que en primer lugar pregunto ¿Qué está pasando con los recursos del programa de Alimentación y Nutrición -PAN- del Instituto de Bienestar Familiar, el cual se encarga de brindar una nutrición adecuada a las características culturales propias de la población indígena de forma que se promueva la asistencia y permanencia escolar? ¿Con esta problemática, será posible pensar en la efectividad y eficiencia del Instituto de Bienestar Familiar con los niños de la Guajira?
En segundo lugar, invito a todos los actores de la sociedad -sector público, sector privado, comunidades y universidades de la Región Caribe- para contrarrestar esta encrucijada y generar soluciones prontas ante este flagelo, pues no es posible que el PIB per-cápita de La Guajira se sitúe por encima de la media nacional gracias al buen desempeño económico del sector minero y de hidrocarburos y, a la vez, se presente esta lamentable situación de pobreza, de rezago social y de bajos niveles de bienestar para la niñez de La Guajira en pleno siglo XXI.
Creo en la posibilidad de paz de nuestro país, sin embargo, con esta deplorable situación que está viviendo nuestra niñez del norte de Colombia, sin duda alguna no podríamos tener una verdadera paz. Sencillamente, sin bienestar social no hay nada.
En estos momentos "prometedores" para el país no podemos permitir que nuestra Guajira sea la Angola Colombiana. Angola es uno de los países más ricos en petróleo del Continente Africano, pero donde al igual que en La Guajira, los niños y niñas mueren de hambre y de sed.
Un país que deja morir a su niñez, no tiene ningún futuro. La Guajira somos todos, urgen acciones inmediatas, por eso propongo lo siguiente:
- Mayor control y presencia institucional-estatal ante esta problemática.
- Una política de estado de corto y mediano plazo que logre crecimiento con igualdad y visión para las próximas generaciones de niños y niñas de La Guajira.
- Ejecución de políticas públicas focalizadas a resolver desnutrición y a erradicar mortandad de los niños y niñas por falta de agua y comida.
- Consolidación de una infraestructura especial para atender a la población Wayúu.
- Mayor ejecución del gasto público que asegure el desarrollo de oportunidades para la niñez de la Guajira.
- Repensar la distribución de las oportunidades que los niños tienen para desarrollarse en este departamento.
- Articular las dos visiones -pública y privada- con el objetivo de mejorar los resultados de equidad de la región.
- Aprovechar y priorizar en pro del bienestar social los recursos naturales y humanos que tiene La Guajira para su población, de forma que se logre una verdadera calidad de vida. Considero que la comunidad Wayúu tiene que respetársele el derecho de acceder y disfrutar de forma segura, indefinida, prioritaria y exclusiva de su agua y, además, debe implementar con la ayuda del Gobierno Nacional una política de soberanía alimentaria donde se consoliden sistemas agrícolas familiares que permitan nutrir a sus comunidades.
- Instar al fortalecimiento de las políticas de desarrollo sostenible del sector minero y del sector de hidrocarburos para que tengan mayor responsabilidad social con esta zona del país.
- Que los actores públicos, privados, las comunidades -indígenas o no-, y las Universidades de la Región Caribe, trabajemos concertadamente de manera inmediata con miras a mejorar las oportunidades humanas de los niños en La Guajira.