Las críticas no solo se limitan al ámbito político, sino que también abarcan preocupaciones económicas y sociales.
El próximo domingo 21 de abril, una ola de protestas llenará las calles del país mientras la oposición y diversos sectores ciudadanos se unen en una marcha sin precedentes contra las políticas y decisiones de la Casa de Nariño. Con una serie de argumentos contundentes, desde la inquietud por las reformas propuestas por el Gobierno hasta la preocupación por el estado de la salud pública, los manifestantes planean hacer escuchar su voz de descontento.
Este mes de abril se perfila como un escenario de confrontación entre los partidarios y detractores del Gobierno de Gustavo Petro. Aunque el martes 9 de abril la Central Unitaria de Trabajadores había convocado una marcha para respaldar las reformas gubernamentales, el impulso de estas convocatorias ha disminuido desde la llegada de Petro al poder.
La convocatoria del domingo, liderada por activistas como Jaime Arizabaleta, Josías Fiesco y Diego Santos, marca un hito al adelantarse a un día habitualmente reservado para el descanso, asegurando así una participación masiva de la ciudadanía. Argumentando su rechazo a propuestas como la constituyente y mostrando su preocupación por la situación de la salud y la creciente inseguridad, los manifestantes buscarán expresar su desacuerdo con el rumbo que está tomando el país bajo el liderazgo de Petro.
Las críticas no solo se limitan al ámbito político, sino que también abarcan preocupaciones económicas y sociales. Desde la inseguridad hasta la crisis energética, los ciudadanos se movilizarán para expresar su malestar frente a diversas problemáticas que afectan al país.
Para muchos, esta marcha representa la oportunidad de evitar lo que consideran un desastre para Colombia bajo el mandato de Petro. Con el respaldo de figuras prominentes como Carlos Alonso Lucio y la participación activa de congresistas de diferentes partidos, se espera una jornada de protesta masiva que podría marcar un punto de inflexión en la administración actual.
Sin embargo, mientras las calles se convierten en escenario de expresión ciudadana, para el Gobierno Petro representan un desafío considerable, ya que evidencian una pérdida de apoyo y una creciente oposición que busca capitalizar el descontento público.
Con la participación decidida de diversos sectores de la sociedad, desde trabajadores hasta profesionales de la salud, esta marcha promete ser un claro mensaje de disconformidad que podría resonar en todo el país y definir el curso político de los próximos meses.
