Neerlandia: ‘el orgullo de la Zona’

Aunque es un símbolo de la historia patria, poco o nada se ha mantenido su legado, salvo en las referencias literarias.

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En un paraje de la finca bananera se dio fin al conflicto armado más sangriento vivido en Colombia durante la primera mitad del siglo XX, la Guerra de los Mil Días.

Por: Mario Ibarra Monroy
Jefe de Redacción EL INFORMADOR

Eran los tiempos de las luchas patrióticas con tintes fratricidas entre liberales y conservadores. La Nación colapsaba y cuando más la tierra estaba sumida por el fragor de las balas un anuncio de paz asomaba en el horizonte.

Fue bajo un frondoso árbol de almendros, dentro de una rústica choza de madera y palma, donde se encauzó el armisticio un 24 de octubre de 1902, tal como cuentan los anales históricos de comienzos del siglo XX. La tregua con su pacto de cese al fuego suscrito por las partes en conflicto dieron el primero paso para el fin de la Guerra de los Mil Días.

La decisión fue dada en un campamento liberal conocido como Riofrío, un poblado perteneciente a Ciénaga y enclavado en el corazón de la zona bananera, más exactamente en la finca Neerlandia, lugar que hoy prevalece con el paso de los decenios, pero que muy poco ha sido recordado y valorado por la importancia que tuvo en medio de una guerra civil que costó la vida a no menos de 10 mil colombianos.

La historia de Neerlandia

Neerlandia, que en su lengua nativa significa “el orgullo de Holanda”, era una finca bananera de 105 hectáreas, cercana a Riofrío. Algunos historiadores señalan que perteneció a los señores  David López Penha y Benjamín Senior, comerciantes judíos sefarditas de Barranquilla, cuyos ´padres provenían de las Antillas Holandesas. El nombre de la finca era un homenaje a la tierra de sus antecesores. 

 Algunos historiadores como el cienaguero Ismael Correa Díaz Granados, en su libro Anotaciones para una historia de Ciénaga, afirman que las tierras pertenecieron al ilustre personaje barranquillero y también de ascendencia holandesa Ernesto Cortissoz, padre de la aviación colombiana.

También hizo parte del pool de propiedades de la multinacional United Fruit Company y subsidiaria de la familia Riascos Labarcés

El paso del tren a un costado de los límites de la finca bananera.

El sitial que merece

Si bien la Guerra de los Mil Días es reconocida como el enfrentamiento armado más significativo del país en una buena parte del siglo XX y que desembocó con la separación de Panamá del territorio colombiano, además de la radicalización y polarización de los partidos Conservador y Liberal, poco o nada ha quedado del legado tangible que simboliza un capítulo inolvidable de nuestra historia.

Esto se demuestra hoy con las afirmaciones que hizo en el 2014 el Fondo Nacional de Turismo, en su informe diagnóstico ‘Ruta de Macondo Capítulo Magdalena’.

“Siendo el primero de los municipios de la Zona Bananera, es un punto muy significativo en la Ruta de Macondo, entre otras porque dentro de su territorio se encuentra la Finca Neerlandia, donde se firmó el tratado de paz de la guerra de los mil días en 1902”, publica el informe presentado por Fontur.

“En este momento no se encuentra señalizado ni la vista del municipio, ni del río del mismo nombre, tampoco se indica que aquí inicia la Zona Bananera, ni tampoco hay señalización que ubique la finca Neerlandia desde ninguna de las perspectivas – carretera o vía férrea– a excepción de la señalización vial”, señala como punto importante el trabajo de investigación.

“De hecho la placa que reposaba a la entrada de la Finca Neerlandia en conmemoración de la firma del tratado de paz, fue hace mucho tiempo víctima del vandalismo y hasta la fecha no se puesto un remplazo”, concluye.

En su libro ‘Historia del departamento del Magdalena y del territorio de La Guajira’, escrito en 1964, José María Valdeblánquez, quien hizo parte del tratado de Neerlandia, al ser el enviado del general Florentino Manjarrés con la propuesta de paz al también general Rafael Uribe Uribe, cuenta con detalle del sitio que simboliza ese lugar:

“En el sitio donde aparece de pie el teniente coronel José María Valdeblánquez, se encontraba la mesa bajo el techo de una casa pajiza, en la cual se estampó la firma por cada uno de los militares nombrados”.

Agrega en ese aparte de su libro que la casa desapareció, pero se conserva el árbol de almendros que estaba en el patio.

Más adelante refiere una curiosa  propuesta: “La finca Neerlandia era entonces propiedad de un extranjero de nacionalidad holandesa, y actualmente es de los señores Riascos Labarcés, quienes están dispuestos a ceder gratuitamente parte del terreno donde se acordó el tratado, con el fin de que en ella se construya un obelisco que simbolice el lugar donde se firmó el convenio.

Dato:

El sitio donde se hizo el pacto para dar fin a la Guerra de los Mil Días está entre los postes 870 y  871


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