El corregimiento de Salamina es el más afectado por la acción erosiva del río Magdalena, sin soluciones radicales a la vista, las que están no han podido retener la fuerza del mayor caudal de Colombia, teniendo sus habitantes que marcharse.
En las esquinas de Guaimaro casi a diario se hablan de dos cosas: la pobreza y el ‘comelín’. El corregimiento de Salamina con casi cinco mil habitantes, sumido en el atraso, vive en el constante miedo por la acción del río Magdalena que en tono jocoso llaman ‘comelín’, una voraz erosión que arrasa 10 hectáreas por año en el municipio ribereño.
Es tal vez la razón por la que decenas de familias han abandonado el pueblo en los últimos 15 años. Muchos padres han tenido que ir a otras regiones del Caribe en busca de trabajo, quedando hogares separados. La tierra no les da para subsistir, ya sea por el intenso verano o por las crecientes súbitas del río que poco a poco los ha dejado sin sitios para cultivar.
Hilda Montenegro y su familia, fueron los únicos damnificados que dejó la erosión del río que aún viven en Guaimaro a escasos 15 minutos de Salamina. Su casa estaba seis metros alejado del río pero hace cuatro años veía como rápidamente trozos inmensos de tierra se deslizaban por la orilla hasta llegar la corriente del inmenso Magdalena a las paredes de su casa de dos habitaciones y un patio que le proveía de plátanos, guayabas y mangos para vender.
“Tuvimos que salir corriendo, el ‘comelín’ se lo llevó todo”, comenta sentada en el patio de la vivienda en la que consideran están arrimados, a la espera de concederle el municipio otro hogar prometido por la alcaldía municipal en el periodo anterior.
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Uno de sus cinco hijos, Jaime, con16 años recuerda que desde niño el ‘comelín’ era peligrosos y que cuando sea adulto está seguro que de seguir el daño, el pueblo desaparecerá por completo.
Cuentan los más viejos que sus abuelos les describían cómo Guaimaro tenía tres calles delante de su parroquia, hoy esta se encuentra a menos de 20 metros de las fuertes aguas del Magdalena, sin opción alguna de salvarse con una mera creciente.
Los pañitos
Alex Bolaño, concejal de Salamina por el partido Centro Democrático, ha visto como las medidas implementadas por las diferentes alcaldías, con el escaso presupuesto que poseen, resultan ser ‘pañitos de agua tibia’ ante la inevitable destrucción de las tierras.
Pone de ejemplo la finca Villa Denis, el sitio más afectado por la erosión. De sus 400 hectáreas de terreno, por lo menos 110 de ellas han sido destruidas por la acción de las aguas.
Villa Denis fue una de las tierras expropiadas a Alberto Orlandez Gamboa alias “El Caracol”, repartidas a 154 familias, de las cuales unas 70 se han quedado sin donde cultivar por culpa de la erosión.
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Hace cuatro años fueron construidos 700 metros lineales de terraplén por un costo de 125 millones 353 mil pesos, de los cuales 300 se los llevó el ‘comelín’. En diciembre del 2016 se terminó de construir otro jarillón 20 metros más abajo del primero, a la espera de cederle más metros al río y así evitar que las fincas aledañas no se vean afectadas, pero que muy poco resultará efectivo, teniendo como antecedente anteriores obras infructuosas como muros de contención, espolones y troncos enterrados que fueron burlados por las fuerzas del Magdalena.
el ‘Comelín’
14 kms
son los afectados por la erosión
provocada por el río en Salamina.
