TAGANGA y su historia

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Esta es la panorámica actual que se puede apreciar desde uno de los miradores ubicado en la carretera que lleva al pueblo, se puede observar el desarrollo acelerado que inició en los años 60.

muerte de varios de ellos, data en el año 1534”.

La pesca, cultivos y cría

de animales base de la economía

“Las personas se morían era por vejes, no por enfermedad, tenían una buena alimentación, sana, a base de pescado y comida natural” resaltan los hijos de Taganga, quienes señalan que la edad promedio para morir era entre los 100 y 120 años y hasta más.

Su economía dependía directamente de la pesca, cría de animales como cerdo y chivos, y también se dedicaban a cultivar la tierra.

Al igual que Mattos Mendoza, Felipe Cantillo Pinto, conocido por todos como ‘El Indio’, recuerda que la pesca siempre ha sido la esencia de su pueblo y se remonta a la otrora contando que la venta de la pesca a Santa Marta llegó porque un día una señora se dio cuenta que podía vender sus pescados frescos allá y es entonces donde nace el barrio pescadito, “porque ellas decían vamos a vender nuestros pescaditos” y lo hacían llevándolos en canoas con remos hasta la playa que también se conoce con el mismo nombre (pescadito), haciendo un recorrido por la carrera 9 y allí salían al banco de Bogotá en la plaza San Francisco que era antes el mercado de la ciudad, había que pasar la calle 8 zona de tolerancia, de ahí para atrás eran lodazales, no había casas.

“Ellas vendían todo el pescado fresco y regresaban, de ahí nace el barrio, y por eso tenemos algunas costumbres iguales, hemos manejado siempre una buena relación con ellos, en el deportes nos hemos entendido muy bien y tenemos talentos parecidos, y existe un respeto único” dijo con orgullo ‘El Indio’.

La diversión de la época

En medio del trabajo diario y el afán por traer el pan a sus hogares, los tagangas tenían sus espacios de entretenimiento y diversión, los cuales se efectuaban en épocas precisas del año, como la celebración de San Francisco de Asís, el patrón del pueblo, también eran devotos de la virgen del rosario y para esas festividades organizaban jornadas deportivas, el mico que se asemeja el tejo, el botellón, la vara de premio y otros juegos que aún se ven.

Es de anotar, que la fortaleza de estas tribus eran los deportes como el fútbol, como los acuáticos ya que el mar siempre era su guía y como permanecían en él buscando su alimento diario, eso los hacía más fuertes.

Taganga antes y después del 1958

Con la construcción de las vías de acceso, la historia de Taganga, aseguran sus pobladores, se partió en dos, desde ese momento inició un desarrollo acelerado que acabó con gran parte de las tradiciones y cultura de esta tierra.

“Nosotros decimos Taganga tiene dos vidas, antes del 58 y después, ya que la llegada de la carretera trajo cosas malas y cosas buenas, por ejemplo llegó el vicio de la droga, pero también el turismo, ya que jipis empezaron a caminar las playas y darlas a conocer, nosotros comenzamos a ver que había cosas nuestras que a esos visitantes les gustaba y entonces inició el comercio ya le vendíamos cosas a ellos y empezó a abrirse una nueva forma de subsistir” contó Felipe Cantillo Pinto.

Para los nativos no era importante construir casas, ellos solo se dedicaban a buscar lo del diario vivir, pero todo eso también sufrió cambios y fue cuando se abrió la construcción de viviendas de material y de dos y tres pisos, que desterraron las casitas de bahareque.

Entre los años 60 y 70, la comarca ya deja los mechones y la planta eléctrica que solo funcionaba hasta las 10:00 de la noche, llega la energía eléctrica, fue construido el acueducto y los hombres y mujeres de Taganga ya no tenían que arriar los potes o pinas de aguas y muchos ir a Santa Marta a comprar el hielo.

Los remos también pasaron a la historia, con la llegada de los carros mixtos lo que hoy se conoce como chivas, que fueron una de las innovaciones más importante para los pobladores del corregimiento, de ellas son recordadas y hacen parte de la historia el Marugare y el Rosario, después vinieron el Pirata y Topoyiyo.

Día tras día el pequeño pueblo de los tagangas se hace más grande y con una gran población, miles de turistas lo visitan a diario y lo han convertido en uno de los principales territorios turísticos visitados por obligación para quienes desean conocer esta zona del país.

Aún quedan algunos hijos de estas tribus que comenzaron la historia, que se sigue escribiendo con el pasar de los años. Taganga es en la actualidad el referente histórico y turístico más asediado por el mundo, sigue ubicado a escasos 10 minutos de Santa Marta, rodeado por montañas de extensa vegetación, sigue siendo popular por sus paisajes y miradores, ya cuenta con más de tres mil habitantes aproximadamente.

Una de las pocas casas de barro que queda en la localidad, según los conocedores de la historia pertenecía a la tribu de los Mattos, una de las primeras familias que se asentó en este pueblo. Foto: Oscar Mejía.
Después de la pesca, la cría de animales era otra de las fuentes de economía de los tagangas, en la actualidad todavía se mantiene y sigue siendo parte fundamental del diario vivir de los tagangueros.
Felipe Cantillo Pinto, a quien todos llaman “El Indio” por sus rasgos físicos muy comunes en Taganga, hace parte de los pocos conocedores de la historia de esta tierra, que según sus antepasados siempre ha existido y nadie puede asegurar cual fue su inici
Esta es la panorámica actual que se puede apreciar desde uno de los miradores ubicado en la carretera que lleva al pueblo, se puede observar el desarrollo acelerado que inició en los años 60.
Una vista actual de la carretera que abrió el camino para conocer la gran historia de los tagangas, quienes antes de 1958 eran muy herméticos.
Víctor Manuel Mattos Mendoza conocido como “Michilin”, le dio a conocer a EL INFORMADOR, la historia de su terruño según lo que ha vivido en sus 80 años y lo que su padre, perteneciente a la tribu de los Mattos le contaba cuando era niño.
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