Gimnasia para el cerebro

Los expertos recomiendan realizar cualquier actividad que implique retarse a sí mismo cada día. Todo lo que implique romper la rutina e ir contra lo que ya es costumbre fomenta la neuroplasticidad.

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Hasta hace poco se creía que para mantener el cerebro sano era suficiente llenar crucigramas o resolver sudokus. Pero hoy existe una mirada más integral al tema. Muchos expertos creen que más allá de ejercitar la memoria, una verdadera gimnasia cerebral pasa básicamente por aprender cosas nuevas.
El cerebro, según Paul Nussbaum, presidente del Centro de Salud del Cerebro de Pittsburg, Estados Unidos, no solo no sabe qué edad tiene, sino que siempre está ávido por aprender cosas estimulantes. “Es lo que más quiere”, dijo el experto a The New York Times.

Ese aprendizaje debe tener varios ingredientes, como la novedad y la complejidad, pero para que tenga el mayor efecto, lo recomendable es que se haga interactuando con otras personas. También sirve activar la concentración. Aprender otro idioma, tocar un instrumento o entrenarse en una nueva disciplina como la fotografía, por ejemplo, logran cumplir con esos requisitos. Es cierto que con los años el cerebro se vuelve más lento para fijar nuevos conocimientos, pero eso solo significa que hay que darle más tiempo. Lo importante es destruir la idea de que loro viejo no aprende a hablar.

Un estudio, financiado por los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, sugiere que entrenamientos cognitivos que estimulan el pensamiento, como resolver problemas o leer el periódico y discutirlo con los amigos, mejoran el funcionamiento del cerebro. La investigación, realizada con más de 2.800 voluntarios y publicada en 2014, mostró que los participantes que hacían este tipo de cosas tenían menores dificultades en las tareas diarias, como preparar comida o ir de compras. Esas ventajas se vieron aún diez años después de haber terminado el entrenamiento. Cuando solo se apoyaban en ejercitar la memoria, los resultados no se sostenían a largo plazo.

Los expertos recomiendan realizar cualquier actividad que implique retarse a sí mismo cada día. Eso se puede lograr con cosas tan simples como hacer cálculos matemáticos en lugar de dejárselos a una calculadora, comer con la otra mano o ir por una ruta diferente hacia la oficina. Todo lo que implique romper la rutina e ir contra lo que ya es costumbre es bienvenido, pues fomenta la neuroplasticidad. “Cada vez que se aprende algo nuevo el cerebro cambia”, dice Wendy Suzuki, profesora de neurociencia y psicología en la Universidad de Nueva York.

Pero para que este entrenamiento funcione, debe ir acompañado de una buena alimentación y actividad física. “Varias investigaciones señalan que ejercitar el cerebro tiene un impacto positivo, pero nunca iguala en términos de neuroestimulación al ejercicio aeróbico”, dijo a Semana Robinson Cuadros, presidente de la Asociación Colombiana de Gerontología y Geriatría. Incluso, realizar prácticas como el taichí o el yoga sirve para “proteger la memoria y las habilidades relacionadas con el pensamiento”, añade Cuadros.

Afirma, además, que las rutinas que promueven la activación física y mental son la base fundamental para fortalecer o estabilizar procesos cognoscitivos con resultados óptimos. Por eso, en varios hogares geriátricos hay expertos que se encargan de realizar actividades grupales como “salir a caminar, organizar reuniones y bailar”, señaló a esta revista José Fernando Gómez, director del Programa de Investigaciones en Gerontología y Geriatría de la Universidad de Caldas.

Para Nussbaum también es necesario que la mente se mantenga involucrada socialmente. Según los expertos consultados, lo peor que le puede pasar a un adulto mayor es el aislamiento. Un cerebro que está comprometido social, mental y espiritualmente es más flexible. “Todos tenemos la habilidad de darle forma a nuestro cerebro, y mientras más temprano mejor”.

Así lo entendió siempre la nobel de medicina Rita Levi Montelcini, quien afirmó en una entrevista en 2005, a sus 96 años, que si bien su cuerpo estaba arrugado su cerebro no conocía la senilidad. Pero para mantenerlo como de 20, decía, hay que estimularlo. “Conserva tu cerebro ilusionado, activo, hazlo funcionar, y nunca se degenerará. La clave está en mantener curiosidad, pasión y empeño”. Y aunque esto no garantiza más años de vida, como dicen los expertos, sí logrará hacer que viva mejor los que tenga que vivir.


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