Un deporte que supera la ficción

Para Ander Izaguirre, autor de Plomo en los bolsillos, uno de los mejores libros de ciclismo contiene elementos de la condición humana como el drama, la tragedia y el humor.

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En 1995 se vivió uno de los grandes momentos del Tour de Francia cuando el polémico Marco Pantani atravesó la línea de meta de la etapa del Alpe d’Huez. Desde ese día, el italiano se convirtió en el ciclista más veloz en subir esta cima, con un tiempo récord de 36 minutos 50 segundos. Un título que, hasta ahora, ningún otro corredor ha superado.

Pero Pantani -apodado el Pirata, acusado de dopaje y quien aparentemente murió de una sobredosis de cocaína- no es el único que ha hecho historia en el ciclismo mundial. Figuras como Eddy Merckx, Jacques Anquetil, Pedro ‘Perico’ Delgado, Miguel Indurain y Lance Armstrong, entre otros, también escribieron sus propios capítulos e inspiraron varios libros que recogen sus biografías, así como sus míticas hazañas encima de una bicicleta. Algunos de esos episodios, que parecen sobrenaturales por su épica, son un gran insumo para la literatura.

En los últimos años, Europa vive un boom alrededor de ese tipo de relatos y ya hay varios ejemplos: Un hombre en fuga (2012), de Manuela Rochi y Gianfranco Josti; Éramos jóvenes e inconscientes (2012), de Laurent Fignon; Plomo en los bolsillos (2012), de Ander Izaguirre, y Ganar a cualquier precio (2013), de Tyler Hamilton y Daniele Coyle.

La tendencia va en aumento gracias al trabajo de editoriales, páginas web y revistas españolas que han servido de plataformas para avivar el tema. Allí se empezó a abordar el ciclismo desde una perspectiva diferente: mucho menos preocupada por temas estrictamente deportivos y más centrada en atender contenidos como el dopaje, la cultura, la devoción y la vida de sus protagonistas.

La obsesión por las biografías es otro elemento común en las nuevas apuestas literarias sobre el ciclismo. Según el periodista español Guillermo Ortiz, el crecimiento de ese tipo de género se debe a que “la gesta del individuo llama mucho más la atención que la del colectivo. Es un deporte de ídolos y la gente quiere saber todo sobre ellos”. Sin embargo, Ortiz cree que la épica del deporte da para más.

Y es que si algo tiene el ciclismo de particular es la capacidad de producir narraciones que superan la imaginación. Cómo olvidar aquel día en el que Lucho Herrera ganó la decimocuarta etapa del Tour de Francia, en 1985, tras sufrir una aparatosa caída en el recorrido entre Autrans y Saint-Étienne. Ni el mejor de los guionistas o escritores hubiera convertido su rostro ensangrentado y su triunfo como rey de la montaña en una postal inolvidable para todo un país. También está la otra cara de la moneda, cuando aparecen decepciones tan grandes como el dopaje confeso de Lance Armstrong y que implicó que se le retiraran todas sus victorias desde 1998.

Para Ander Izaguirre -autor de Plomo en los bolsillos, uno los mejores libros de ciclismo- esta disciplina contiene elementos de la condición humana como el drama, la tragedia y el humor. Y, solo por ese hecho, vale la pena abordarlo desde la literatura. Por eso, admite que le fascina la historia de Roger Walkowiak, un ciclista francés de tercer nivel que ganó el Tour de Francia de 1956 y quien se arrepintió el resto de su vida de haberlo hecho. “Ese triunfo le trajo muchas críticas y ataques que lo obligaron a huir de la vida pública. Parece una tragedia griega”, dice.

A pesar de las extraordinarias actuaciones de Cochise Rodríguez, Luis Herrera, Fabio Parra, Nairo Quintana, Esteban Chaves, Miguel Ángel López y Rigoberto Urán, los autores colombianos todavía no se han aventurado a escribir libros que cuenten este episodio del ciclismo nacional. En contraste, escritores extranjeros como Matt Rendell –quien reeditó recientemente Reyes de las montañas con Semana Libros–, han sabido entender el valor de este deporte en un país como Colombia. Él afirma que “es probable que los colombianos les cueste entender la magnitud del ciclismo porque lo ven como algo que hace parte de lo cotidiano”.
Escritores como Alberto Salcedo Ramos también reconocen que hay un déficit de estos libros y atribuye sus causas a la inmediatez de los periodistas deportivos, que se limitan a hacer un registro coyuntural: “Aquí, el deporte es ‘marketing’ y calentura, no raciocinio y narración. Estos héroes solo son materia de exaltación pasajera y olvido posterior”, concluye.

A pesar de que el deporte, particularmente el ciclismo, no es el género más explorado dentro de la literatura, el momento histórico que atraviesan los escaladores del país es la excusa perfecta para empezar a conocerlo. En últimas, tanto las hazañas de Marco Pantani como las de Lucho Herrera o Nairo Quintana son un ejemplo de que la realidad muchas veces supera la ficción.


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