El triste final de la quebrada BURECHE

La quebrada Bureche antes de cruzar en su último tramo rumbo al mar en el Rodadero Sur.

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Mientras en su nacimiento hasta la carretera Troncal del Caribe, sirve como regadío para cultivos en  fincas. Desde Gaira hasta su desembocadura en el Rodadero sur, es un caño convertido en depósito de basuras y aguas estancadas. 

 

La historia de la quebrada Bureche va ligada con la propia historia de Santa Marta. De riachuelo que regaba las zonas pobladas por los indígenas en la Sierra Nevada pasó a ser desde el siglo XVIII, el principal sistema de regadío para las plantaciones de caña de azúcar, que por aquel entonces producía la hacienda que llevaba su mismo nombre.

Su importancia agrícola fue quedando relegada con los años y hoy solo está disponible para pequeñas parcelas alrededor de la vereda de Puerto Mosquito y las tierras del Sena de Gaira, claro está en temporada lluviosa.

Su desuso determinó en gran parte su triste destino, gran parte de su cauce se ha perdido y paulatinamente su desembocadura, además de estar infestada de basuras, está completamente sedimentada, como esperando una condena a muerte que nadie quiere evitar.

“Eso ya no tiene arreglo y por eso dicen que lo van a pavimentar”, comenta uno de los administradores de un conjunto residencial aledaño a la quebrada en el sector de Playa Salguero. La misma concesión tiene un trabajador de una de las edificaciones más altas de allí, agregando que los propios residentes no soportan los hedores y mosquitos que surgen del agua estancada.

Con las invasiones alrededor de los cerros de Gaira, gran parte del tramo de la quebrada desapareció a la vista de todos. Casas de bloque y  ladrillos edificadas por encima de la corriente,  notándose solo en algunas calles (carrera quinta de Gaira)  un pequeño canal seco y lleno de basuras, hasta encontrarse prácticamente sin rumbo unas cuadras antes de la principal vía de El Rodadero.

Salvo en los mapas satelitales la espesa vegetación que prevalece a lado y lado de su lecho logra identificar el trayecto.

Entre los sectores de Gaira y El Rodadero la quebrada lleva su peor parte.  Tan solo cruzando la carretera que conduce al balneario, un supermercado se ubicó sobre su lecho, más adelante en la avenida Tamacá con calle 19A  el riachuelo muestra un  poco de forma, al salir por debajo de un apartahotel;  cruza la avenida, y de nuevo se cuela por debajo de casas estrato seis para terminar estancado entre la calle 20 y 21 hasta su truncada salida al mar.

 

¿Qué pasó?

Si bien es cierto la recuperación y conservación de los cuerpos de agua son políticas públicas, tal como queda contemplado en el Acuerdo 005 del año 2000 el caduco POT que aún rige en Santa Marta: “…son también suelos de protección urbana, las rondas de los ríos y quebradas, como la de los ríos Manzanares, Gaira y las quebradas Tamacá, Bureche, Don Diego…”, dichas políticas no han sido aplicadas con el rigor requerido en una ciudad donde el recurso acuífero  es de imperiosa necesidad en esta época, pero  difícil de controlar  en temporadas lluviosas.

La intervención hecha al cauce de la quebrada en el 2013 por parte de la Corporación Autónoma Regional del Magdalena, Corpamag, a un costo de 4 mil 790 millones  de pesos, fue para ingenieros conocedores una obra antinatura. Según un exfuncionario de la Corporación Autónoma especialista en el tema, los diseños para la quebrada Bureche estaban contemplados desde la década de los 90 y se concebía como un corredor trasvase que venía de la Troncal del Caribe y la línea férrea, siguiendo el curso de las fábricas e industrias que están en esa vía.

 Corpamag argumentó en su momento que el objeto de la obra fue el de minimizar los impactos negativos provocados a la población de Gaira y un sector del Rodadero Sur, durante las épocas de lluvias debido a las afectaciones originadas por el desbordamiento de la quebrada, construyéndose  2.170 metros lineales de un canal de derivación o desviación de la corriente de agua en la zona del Sena de Gaira, además de la hechura de tres box coulverts entre Gaira y El Rodadero.

“Desde que hicieron las obras a la quebrada no ha vuelto a llover. Las que ha hecho Corpamag no se han verificado si sirven”, expuso el ingeniero que no quiso ser identificado.

Agrega que “hay voces que afirman que el trabajo para mitigación de inundaciones no sirve puesto que la  fuerza del agua que viene bajando desde la parte alta de los cerros de la Sierra llegará hasta la Troncal del Caribe y no va a reconocer el cambio de curso en U que hizo Corpamag”.

 

Enfermo terminal

 Ante un POT desactualizado y a la espera de la lenta aprobación del nuevo Plan de Ordenamiento Territorial, la PhD en Ecología y Medio Ambiente y docente en la Universidad del Magdalena, Sandra Vilardy,  sostiene que esta norma es aprovechada para pasarle por encima.

Estima que ante ecosistemas tan deteriorados como lo es este cuerpo de agua, lo que hay que tomar son medidas de mitigación, para dar efectos de funcionabilidad a este sitio hábitat en algunos sectores de especies de aves y algunos peces.

Si bien es cierto se han hecho trabajos para controlar la fuerza de su corriente cuando lleguen las lluvias, también lo es que la recuperación de su lecho y del bosque nativo que debe prevalecer a su alrededor ha sido nulo.

La ambientalista manifiesta que esto ya debe tener el concurso directo de entidades como la Contraloría y Procuraduría por cuanto se está acabando un sitio que provee de recurso hídrico a la naturaleza por el afán de urbanizar sin medir las consecuencias.

Mientras se busca se ve morir lentamente la quebrada Bureche, entidades como el Dadma y Corpamag, aún no emprenden planes concretos y en conjunto para volver a revivirla. 

El Departamento Administrativo Distrital de Medio Ambiente, al publicarse en mayo del 2015 sobre la realidad por aquel entonces de la quebrada, vecinos a la misma manifestaron que el Dadma en representación de la Alcaldía Distrital, iba y prometía soluciones que nunca se ejecutaron.

A casi un año, las cosas empeoran y ninguna autoridad gubernamental asume responsabilidad. EL INFORMADOR estuvo insistiendo para que diera declaraciones la directora del Dadma, Clara Iguarán, pero nunca obtuvo respuesta, al igual que se espera un pronunciamiento por parte de Corpamag.

DATO:

La quebrada Bureche que atraviesa a Gaira tiene una longitud desde la entrada del barrio La Quemada hasta la desembocadura al mar de 2,8 kilómetros y un área de protección de 4,1 hectáreas, la cual corresponde al 48,7 % del total de su recorrido dentro del casco urbano.

La quebrada Bureche antes de cruzar en su último tramo rumbo al mar en el Rodadero Sur.
Literalmente las casas pasan por encima del caudal, algo que ha sido denunciado por años y nada se ha hecho al respecto.
A pocos metros de su desembocadura el lecho se encuentra taponado por arena y basuras, pese a la advertencia de la Policía.
La Avenida Tamacá es uno de los pocos lugares donde se logra notar el cauce de la quebrada.
En Gaira, en especial en sectores invadidos, la quebrada atraviesa las viviendas.
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