Aunque la ciudad fue declarada zona de riesgo epidemiológico, la Secretaría de Salud del Distrito asegura que no existe una emergencia.
Hasta ahora no se ha reportado el primer caso de fiebre amarilla en Santa Marta, asegura Carlos Payares, Secretario de Salud del Distrito.
Pese a que esta semana el Ministerio de Salud y Protección Social incluyó a la ciudad, junto con Ciénaga y Aracataca, en la lista de zonas en riesgo epidemiológico, el funcionario sostiene que no existe una emergencia.
Este año arrancó con una jornada de vacunación por parte de la Alcaldía en la que se aplicaron un total de 1.300 dosis contra la enfermedad.
Ante el boletín publicado por la cartera en materia sanitaria a través de su página web, la Secretaría de Salud prevé intensificar los planes de control, por lo que recomienda a todos los usuarios solicitar su vacuna en los diferentes centros asistenciales del Distrito, las EPS e IPS.
El mosquito
La alerta por la fiebre amarilla se presenta por los cambios climáticos que existen en la región, que inciden en la proliferación del mosquito que transmite el virus.
Adicionalmente, el proceso migratorio que experimenta la ciudad, principalmente por el arribo de venezolanos, hace que el riesgo aumente.
“Si una persona llega del hermano país con esta enfermedad y la pica un mosquito, y luego ese mosquito pica a otra persona, el virus propaga”, explica Payares.
El funcionario recomienda a los samarios tomar precauciones y evitar la acumulación de agua en recipientes al aire libre, para evitar la proliferación de este tipo de insectos transmisor de enfermedades.
Sobre la fiebre amarilla
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la fiebre amarilla es una enfermedad viral aguda, hemorrágica, transmitida por mosquitos infectados.
Recibe su nombre por la coloración amarillenta de la piel y las mucosas del paciente, que se produce por un aumento de bilirrubina en la sangre como resultado de ciertos trastornos hepáticos.
Los síntomas son: fiebre, cefaleas, dolores musculares, náuseas, vómitos y cansancio.
Una pequeña proporción de pacientes infectados presentan síntomas graves, y aproximadamente la mitad de estos casos fallecen en un plazo de siete a 10 días.
“Una vez que se presenta no tiene un tratamiento especifico, las personas deben recibir hidratación y analgésicos hasta que vayan superando la enfermedad”, explica Payares.
