El Camellón Rodrigo de Bastidas, ubicado en la “Bahía más linda de América, es uno de los sitios más concurridos de Santa Marta.
Desde el lugar se puede ver el emblemático Morro, la Marina Internacional, la Sociedad Portuaria, disfrutar del mar y contemplar de la salida y puesta del sol. Pero pese a su atractivo e importancia, es poca la atención que recibe por parte de la administración distrital.
Este medio de comunicación, a través de su sección EL INFORMADOR Cívico y sus redes sociales, ha realizado la denuncia sobre el estado crítico en el que se encuentra uno de los sitios turísticos más importante de la capital del Magdalena.
Pero hasta el momento todo sigue igual.
La ciudad está a punto de cumplir 493, como tradicional Santa Marta se prepara para la celebración de su fundación y así mismo alista todo para la nueva versión de la Fiesta del Mar, evento que atrae una buena población de visitante; pero ¿qué es lo que verán al pasar por la Bahía?
Si recordamos las intervenciones de construcción de los mandatarios distritales actuales y anteriores, se ha basado en la remodelación de calles, escenarios, entre otras, lo cual no está mal pero se les ha olvidado un sedero turístico e histórico.
Al pasar por el lugar, lo que encontrará la persona es adoquines dañados, jardineras partidas, bancas a media función, huecos en el piso a lo largo del paseo sobre la Avenida del Fundador (carrera primera); desafortunadamente la restauración del lugar sigue sin estar priorizada por el gobierno local.
Las imágenes captadas por el equipo fotográfico de EL INFORMADOR muestran el abandono y olvido en el que se encuentra uno de los sitios más icónicos de la llamada “Perla de América”.
La situación debería llevar a las autoridades a analizar cuál es la imagen que se llevarán los visitantes, sobre todo cuando el día de mañana, la ciudad inicia sus festejos.
En esta temporada de fiesta de la ciudad, las personas que se acerquen a pasear caminarán por los adoquines rotos, esquivando los huecos en el piso del paseo sobre la avenida de los Fundadores, les tocara aguantar malos olores. ¡Seguimos en el cambio!
