“Uno nunca debe rendirse”: Dagoberto Sáenz Cevallos

Deportes - Nacional
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Sáenz Cevallos ganó cinco medallas en competencias de natación en la Universidad Central de Oklahoma.Dago en sus inicios como  nadador en Santa Marta.Dagoberto Sáenz Cevallos nació hace 16 años, un 16 de agosto de 1997, a las orillas del mar Caribe y la majestuosa Sierra Nevada de Santa Marta. Hoy vive en los Estados Unidos junto con sus padres, Patricia Cevallos y Dagoberto Sáenz Rivera y su hermano Leonardo.


Le gusta las matemáticas, las nuevas tecnologías y todo lo relacionado con computadores, pero hay algo que lo emociona más: la natación. La razón es sencilla, este es el deporte que más le hace feliz y en pocas palabras, él lo resume: "es algo que disfruto mucho".


Dagoberto está en grado 11 y toma clases de matemáticas universitarias en Albuquerque, Nuevo México, donde vive desde hace seis años, luego de que un infortunio le cambiara la vida y el cual le significó un punto de partida para empezar a escribir esta gran historia. "Siempre he amado la natación. Desde que aprendí en la Liga de Natación 2000 (en Santa Marta), me ha encantado", afirma con emoción, cuando se le pregunta: ¿cómo surgió su pasión por este deporte? "Aprendí con el profesor Cala, quien también era profesor de natación de mi mamá", puntualizó.


Hace unas semanas estuvo participando en competencias de natación en la Universidad Central de Oklahoma, "competí en 5 eventos de natación, donde gané 5 medallas, 3 de oro y 2 de plata. También califiqué para competir en un campeonato nacional", le aseguró a EL INFORMADOR desde su casa en Estados Unidos vía internet.
Hablar de Santa Marta le llena de recuerdos y emociones; a su memoria vienen imágenes de sus primeros años de vida en la ‘Perla de América’, cuando jugaba con sus amigos en la playa y disfrutaba a lado de toda su familia en ésta, su tierra natal, donde inició su gran carrera deportiva.


"Yo empecé a competir cuando estaba en Santa Marta, competía con la Liga de Campeones 2000. Cuando me mudé a los Estados Unidos, competí para mi colegio durante dos años, y luego de tres años empecé a nadar de nuevo", afirmó.
En su camino nunca ha habido quien le diga: "no puedes", y si lo hubiera, Dagoberto haría oídos sordos; el apoyo de sus padres y su familia siempre ha sido vital para llenarse de fuerzas y saber que todo es posible cuando se quiere.
"Yo empecé a nadar por medio de mi mamá. No lo veía como algo imposible, siempre he tenido fe y confianza en que puedo hacer lo que tenga en mente", afirma mientras explica que por su gusto hacia las tecnologías, también le gustaría estudiar Ingeniería de Software.


Y es aquí cuando hay que resaltar lo fundamental que resulta el apoyo de los padres hacia sus hijos, un soporte que va más allá de disponer los recursos económicos para que estos puedan cumplir sus propósitos; la clave está en las palabras de aliento, en el acompañamiento, en levantarlos cuando han caído, y estar allí para un consejo oportuno e imprimirles el sello de la ética y los buenos principios.


"Mi padres siempre me han apoyado en los deportes que hago. Mi mamá fue quien me introdujo a la natación, y siempre que tengo una idea para tratar un nuevo deporte, ellos siempre me apoyan. Sin el apoyo de ellos, yo no haría mucho deporte", asegura este adolescente que gracias a ese impulso de sus padres, a su fe y su dedicación hoy es un digno ejemplo para muchos jóvenes del mundo.


Dagoberto no puede caminar, pero puede soñar y nadar, por eso su sonrisa es más grande que cualquier limitación. "Un 25 de diciembre fui víctima de una bala perdida y mi médula fue quemada por la bala en los niveles T-10 y T-11 (nervios toráxicos)", puntualizó.
A pesar de su adolescencia, habla con firmeza de cómo un niño logra poner su anhelos por encima de las circunstancias, "uno tiene que adaptarse, yo aprendí a hacer varias cosas y pude adaptarme para poder hacer diferentes actividades. A veces es difícil, pero cuando uno encuentra la forma en que se puede hacer, es fácil", comenta este luchador que afronta la vida con entereza.
El mar inspirador de su Santa Marta querida siempre ha sido motivo para querer volver, extraña Colombia y la cotidianidad de esta América Latina que alguna vez dejó. "Extraño mucho a mi familia y mis amigos, también la comida, los paisajes y la gente; lo que siempre recuerdo de mi ciudad es la playa", aseguró.


No hay duda de que jóvenes como Dagoberto son un modelo a seguir, porque nos recuerda que las primeras limitaciones están en la mente, y que los sueños deben ser más grandes que las adversidades."Uno nunca debe rendirse. Siempre y cuando uno tenga una idea de lo que quiere, uno lo puede hacer realidad", y finalmente envía un consejo a todos los lectores: "siempre deben tener fe y confianza en ustedes mismos. Sin metas, sin sueños o proyectos, no se hace nada y no se disfruta la felicidad de haber completado un sueño".

Por: Iván Potes Comas
Redactor de El Informador





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